¿QUE LENGUAJES PUEDEN FORMAR PARTE DE UNA EXPOSICIÓN?
El mensaje global de la exposición es el resultado de la integración de los contenidos expresados por medio del lenguaje de los objetos, del lenguaje icónico, del lenguaje verbal, ya sea oral o escrito, y del lenguaje tridimensional o analógico, en el supuesto de que se usen todos ellos. La integración de todos estos lenguajes de un modo coherente permite hablar de un lenguaje único: el lenguaje de la exposición. Cada uno de estos lenguajes tiene su propio soporte tecnológico y su propia morfología y sintaxis con las que construir sus propios discursos. La exposición se convierte en un dispositivo comunicativo mediador al explicitar los significados ocultos y con ello ayudar al visitante a reconstruir imaginativamente la realidad que se le transmite.
En resumen, la información complementaria es directa frente a la información indirecta de los objetos que es secundaria y está ordenada al entendimiento de los objetos, frente a la información principal de los objetos; y, por último, se puede dar en diversos soportes.
EL “LENGUAJE DE LOS OBJETOS”
La exposición es el medio de comunicación idóneo para traducir el discurso científico que da sentido a los objetos en un mensaje atractivo para los visitantes. La razón de la idoneidad es que los productores de la exposición se sirven de los objetos, una vez interpretados, para construir el discurso expositivo que explica sus significados. Los objetos, convenientemente seleccionados y estructurados, representan y visualizan sus significados en relación con el contenido temático del discurso. De este modo, los objetos permiten al visitante verificar las ideas que se transmiten sobre ellos, siempre y cuando disponga de la información complementaria que le oriente en la interpretación De este modo, los objetos, concebidos como formas materiales con significados conceptuales, constituyen un sistema de comunicación no verbal, al que se puede denominar lenguaje de los objetos. La percepción de los objetos como un sistema de comunicación, aportación hecha desde el estructuralismo y la semiología, ha permitido a la investigación arqueológica, antropológica y artística explotar a los objetos como documentos proveedores de información sobre las sociedades a las que pertenecieron, y convertirlos, a su vez, en signos portadores de significado, de ideas. Consecuentemente, el llamado “lenguaje de los objetos” es el propio y específico de la exposición, al que se ha dedicado especial atención por preocupar la falta de aprendizaje previo por parte del visitante.
El lenguaje de los objetos es, un lenguaje científico con el que necesariamente se construye el discurso que constituye el contenido de las exposiciones de divulgación científica. Este lenguaje, puede crear dificultades de comunicación con las personas no expertas, de ahí, la necesidad de incorporar a la exposición su explicación en un lenguaje cuyo código sea compartido.
LOS TEXTOS
El texto escrito es la forma más tradicional y usual de ofrecer información en las exposiciones y es también, frente a lo que se podía esperar, la mayoritariamente preferida posiblemente porque su lectura se acomoda al ritmo de la capacidad lectora y comprensiva del visitante que puede controlar la velocidad del flujo de información; también es la más eficaz en cuanto al aprendizaje, y, como lenguaje, es el único que puede transmitir mensajes autosuficientes porque los otros medios de comunicación no pueden serlo más que con la ayuda del lenguaje verbal y asociándose unos a otros. El texto escrito, en definitiva, sirve para cubrir las necesidades de normativa, señalización, orientación, explicación e identificación, pudiéndose definir así los contenidos informativos que le son propios y a los que corresponden unos soportes específicos. Un texto para que sea efectivo tiene que ser legible, comprensible y atrayente.
EL LENGUAJE ICÓNICO: LOS MEDIOS GRÁFICOS
Los medios gráficos están constituidos por los grabados, dibujos, fotografías, mapas, esquemas y diagramas que, de una manera general, se pueden agrupar bajo la denominación de ilustraciones. Este lenguaje icónico ayuda a visualizar conceptos o términos mencionados en los textos con la intención de ayudar a su representación mental, a su conceptualización por parte del visitante. Pero también tienen un importante papel respecto a los objetos. Estas ilustraciones sirven para enfatizar un significado, reconstruir un objeto, un proceso o su contexto, facilitando la comprensión del objeto expuesto. Deben representar objetos familiares y reconocibles y explicadas con un texto, porque sino por si solas pueden ser ambiguas.
Con respecto a la efectividad de los diversos tipos de imágenes parece que la fotografía tiene mayor fuerza afectiva, pero el dibujo da más información y de manera más sintética y precisa. Sin embargo, también hay que decir que no se debe abusar de estos medios para no caer en la monotonía expositiva.
MEDIOS AUDIOVISUALES.
Como su nombre indica, son todos los que utilizan cualquiera de estos dos sentidos (sonoramas o diaporamas) o los dos a la vez (audiovisuales multimedia) para dar información. Facilitan con su propio lenguaje la reconstrucción mental o la vivencia de lo que se cuenta. Es más conveniente su aplicación en una sala o tema concreto, mejor que para presentar una gran cantidad de información sustancial, o explicar muchos objetos de una sala, además de ser breves para evitar la fatiga del visitante.
Su desventaja radica que restringe la libertad del receptor que, necesariamente, se ha de acomodar a la velocidad en que se emite la información.
También hay que hacer una mención especial a los interactivos (los ordenadores, pantallas luminosas, mapas luminosos…), que sin menospreciar su poder de atracción en la exposición, éstos deben ser secundarios y deben ser medios explicativos de los objetos.
LOS MEDIOS TRIDIMENSIONALES: MODELOS, MAQUETAS Y DIORAMAS.
Son los recursos de la museografía analógica compuesta por modelos, maquetas, dioramas, ambientes o reproducciones… Su justificación y necesidad es facilitar la comprensión de las relaciones significativas entre los elementos de un contexto. Tiene como finalidad sustituir al original que no tiene el museo o que, por sus características de tamaño o peso, no se puede exponer. En otros casos, tienen como finalidad facilitar la observación o hacer demostraciones mediante la manipulación prevista del visitante vidente o invidente. El visitante se convierte en un participante que actúa en la exposición, aunque no por ello hemos de suponer que se dé el aprendizaje deseado. En definitiva, el impacto emocional de los dioramas es innegable pero por sí mismos no parece que sean capaces de conseguir la comprensión de sus contenidos, que requieren la asistencia de explicaciones adecuadas e integradas en los propios dioramas, convertidos en un complejo sistema multimedia. En esta medida, pueden ser unos medios excelentes para transmitir información.
¿QUÉ ESTRATEGIAS EXPOSITIVAS HACEN QUE LA EXPOSICIÓN COMUNIQUE?
De acuerdo con la premisa de que el discurso expositivo, además de ser interesante, debe explicarse teniendo en cuenta la situación cognitiva de los visitantes, se han de elaborar las estrategias adecuadas para que se produzca la asimilación de la información por parte del visitante. Así pues se entienden como estrategias de comunicación al conjunto de operaciones referentes tanto al discurso o contenido de la exposición como a su implantación espacial y que son realizadas para asegurar la recepción del saber científico por parte del visitante y, por tanto, la comunicación. Y son las siguientes:
La elección del tema o contenido conceptual de la exposición.
El tema es el asunto de que va a tratar la exposición y debe ser bien identificado por el equipo productor de modo que sea reconocible por el receptor. Es la parte del mensaje expositivo además de ser el eje de su línea argumental. Para que sea efectivo tiene que:
o Ser la síntesis del concepto global y, a la vez, se desarrolle a lo largo de la exposición.
o Evoque algo, le active algún tipo de conocimientos y despierte algún interés (novedad…) tanto científico como a nivel de visitantes.
o Que se tenga información sobre el posible interés e información del visitante con respecto del tema.
o Que haya una relación de equilibrio entre el concepto y el objeto.
o Elegir un tema valorando previamente su capacidad de visualización.
El guión de la exposición o estructura conceptual de la misma.
Para que un guión sea efectivo tiene que reunir los siguientes preceptos:
o El desarrollo del tema tiene que estar jerarquizado; los conceptos tienen que construirse y estructurarse en varios niveles.
o Organizarlos en función de la lógica discursiva que se quiera utilizar y que decide el orden en que se presentan; causal: diferenciar causa-efecto; secuencial: ordenados según se produjo…
o El discurso conceptual o guión hay que concebirlo como discurso visual construido con objetos.
La selección de objetos y su asociación.
La selección de los objetos se tiene que dar en función de la idea que se quiere transmitir y en relación con la cual los objetos significan. Los objetos, seleccionados y asociados intencionadamente, significan en función de lo que son genéricamente y de las relaciones que establecen con el conjunto. Son estas relaciones intencionadas las que dan un sentido determinado a cada objeto y a los conjuntos de objetos y, por tanto, las que constituyen la trama de la exposición. La clave asociativa es el concepto que comparten y que relaciona a los objetos entre sí haciendo una aportación propia y específica al tema de la exposición. Son las relaciones significativas entre los objetos, previamente establecidas por la argumentación científica, de modo que cualquier experto está en buena situación para decodificarlas. No así la persona no experta. Los objetos se pueden relacionar en función de sus características físicas y visibles o de sus significados culturales, funcionales o simbólicos, no visibles.
La clave asociativa, invisible y codificada, se puede hacer comprensible al no experto mediante:
o Los títulos que ofrecen de manera explícita y sintética el contenido conceptual de la asociación intencionada de los objetos, la idea que comparten y que se pretende transmitir.
o Textos explicativos mejorará su comprensión,
o Introducción de contextos, aunque éstos solo se entienden por sí mismos, porque sólo es así cuando se comparte el marco de referencia
o La coherencia con dicha idea, de manera que la corroboren y sean demostración de la misma.
La elaboración de información complementaria.
Como se ha dicho anteriormente el lenguaje de los objetos es un lenguaje científico, con el que puede crearse dificultades de comunicación con las personas no expertas y por tanto no familiarizadas con los términos y lógica específica, de ahí la importancia que se elabore información complementaria para que el significado de la exposición sea comprendido por todos sus visitantes, mediante:
o Los textos es el más eficaz en cuanto al aprendizaje, y, como lenguaje, es el único que puede transmitir mensajes autosuficientes, además de acomodarse al ritmo de la capacidad lectora y comprensiva del visitante. Un texto para que sea efectivo debe ser legible, comprensible y atrayente.
o El lenguaje icónico: los medios gráficos. Sirven para enfatizar un significado, reconstruir un objeto, un proceso o su contexto, facilitando la comprensión del objeto expuesto.
o Medios audiovisuales: sonoramas , dioramas, recursos multimedia o interactivos. Facilitan con su propio lenguaje la reconstrucción mental o la vivencia de lo que se cuenta. Son muy atrayentes, pero no se debe de abusar de ellos.
o Los medios tridimensionales: modelos, maquetas y dioramas. Reconstruyen objetos enteros, partes, contextos, ambientes… facilitando la comprensión de las relaciones significativas entre los elementos de un contexto.
El diseño espacial de la exposición y su montaje.
Una de las peculiaridades de la exposición como medio de comunicación es que el mensaje expositivo se desarrolla en el espacio, lo cual supone que tiene que haber una perfecta adecuación entre la estructura conceptual del mensaje y la estructura espacial de la exposición, para ello:
o Debe unificarse el discurso científico, con la lógica espacial o arquitectónica, y con la lógica del visitante o lógica de recepción.
o Por tanto la jerarquía de conceptos y de conjuntos de objetos se plasmará en una jerarquización espacial, puesto que el espacio asignado a cada unidad conceptual debe estar en proporción con la información que contiene. La división jerárquica del espacio dará lugar a unidades espaciales menores, medias y mayores.
o Se ha de tener en cuenta en la estructuración espacial la cantidad y tamaño de los objetos y soportes informativos que componen las unidades expositivas y el espacio que requieren (éstos deben de ser intermedios).
o Utilizan el espacio como recurso para enfatizar aquello que interesa al propósito de la exposición, (centro de la sala, eje longitudinal, aislado…).
o Ordenación de los espacios de modo que sea posible posteriormente la realización del recorrido que facilite la lectura del mensaje a través del espacio.
o La adecuación según el tipo de discurso: descriptivo, secuencial, demostrativo, etc.
o Hay que tener en cuenta el comportamiento espacial de los visitantes, lo que se sabe de cómo la gente se relaciona con el espacio expositivo (giro a la derecha...).
o El confort ambiental tiene que ver, además de con la climatización, iluminación, calidad de los materiales, etc., con la legibilidad del espacio expositivo en su conjunto, a lo que ayuda que el espacio esté ordenado y bien diferenciado.
¿QUÉ ES LA CLAVE O CRITERIO ASOCIATIVO EN LA EXPOSICIÓN? ¿QUÉ CLAVES ASOCIATIVAS TE PARECEN MÁS COMUNICATIVAS?
Se entiende que los objetos pueden tener diferentes significados en función del aspecto que de ellos se considere, mientras que en la exposición figurarán con un único significado, con un sentido, el que les da el contexto expositivo en función de las agrupaciones que se han hecho con ellos. La exposición se entiende como un contexto y los objetos están allí como parte de un conjunto al que cada objeto contribuye a dar su sentido por las relaciones que establecen entre sí, y a su vez, cada objeto adquiere su sentido como parte del conjunto.
Estas relaciones intencionadas entre los objetos pueden denominarse "claves o criterios asociativos" y definirse como los contenidos o ideas en función de las cuales se constituyen conjuntos significativos con los objetos. La clave asociativa es el concepto que comparten y que relaciona a los objetos entre sí haciendo una aportación propia y específica al tema de la exposición.
El sistema de comunicación del museo depende del lenguaje no verbal de los objetos. La dificultad de este lenguaje le lleva a proponer que, junto a la transmisión del mensaje a través de los objetos, el realizador de la exposición se tiene que ocupar de enseñar a leerlos.
Las claves asociativas no son otra cosa que las relaciones significativas entre los objetos, previamente establecidas por la argumentación científica, de modo que cualquier experto están en buena situación para decodificarlas. No así la persona no experta.
Los objetos se pueden asociar en función de sus características:
o Físicas y visibles: diferencia los atributos que tienen que ver con las características físicas de los objetos: identidad, materia, técnica, motivos decorativos, uso, estilo, tipo, etc, junto con cronología y procedencia. Estos suelen utilizarse en una exposición sistemática que responda a una categorización científica de los objetos. La exposición que utiliza estos criterios asociativos responde a este conocimiento sobre los objetos, resultado de una investigación meramente clasificatoria cuyo objetivo es documentar las piezas según categorías previamente establecidas según criterios científicos y recogidas en una normativa.
o Por sus significados culturales, funcionales o simbólicos, no visibles. Se caracterizan porque relacionan los objetos por sus significados tecnológicos, sociales o ideológicos, es decir, en función de sus contenidos simbólicos o funcionales dentro de su contexto cultural. Estos contenidos son obtenidos por medio de la investigación y su categorización se ha hecho en función de claves científicas.
Respecto a cuál de las dos es mas comunicativa por sí sola, es evidente que la física o visible ya que la misma denominación lo dice, pues al estar asociadas por su apariencia externa, ésta no necesita tan apenas explicación, pues es evidente, y la simbólica, cultural o funcional necesita de apoyo complementario para su comprensión, pues sus significados están “ocultos” y se saben gracias a los trabajos de investigación, que tienen que ser traducidos a lenguaje del público, teniendo que estar siempre unidos al objeto para que éste tenga sentido en una exposición.
Un ejemplo para ilustrar mi razonamiento sería el siguiente: en una exposición de recipientes antiguos, físicamente se expondrían por formas, estilos…que el visitante puede ver a simple vista pero en la simbólica sino explicamos que (por ejemplo) forman parte de ajuares funerarios el visitante sin formación específica no lo entenderá así, y necesitará ayuda complementaria para que el discurso expositivo sea efectivo.
¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN LAS EXPOSICIONES DE OBJETOS Y LAS EXPOSICIONES DE IDEAS?
En relación con los aspectos comunicativos de la exposición, se utilizan diversas categorías de exposiciones en función de su grado de comunicación. Así se habla de la "museología del objeto" frente a la "museología de la idea" para referirse a dos maneras de exponer claramente diferentes. Cada uno de estos tipos de exposición tiene sus propias estrategias expositivas que responden a una intencionalidad comunicativa previa.
La "exposición de objetos" se entiende sólo como el espacio público en el que tiene lugar el encuentro o contacto con los objetos, sistemáticamente seleccionados y organizados según un discurso científico. Para este tipo de exposición se seleccionan las piezas en función de sus cualidades individuales o por su pertenencia a un grupo taxonómico y se exponen de modo que se realcen estos valores para favorecer su contemplación. Dentro de la categoría de "exposición de objetos", se pueden incluir las denominadas "taxonómicas" o "sistemáticas" que exponen los objetos exclusivamente por su clasificación y dan por sentado que el visitante es una persona informada.
Su estrategia comunicativa es la llamada "estética"; supone la mera presentación del objeto al público, lo que supone una búsqueda de contacto y una estrategia para favorecer la contemplación.
En cambio, la "exposición de ideas" utiliza los objetos para desarrollar con ellos una idea, para contar algo en relación con lo cual los objetos son significativos. Los conjuntos de objetos son portadores de ideas, de conceptos que van construyendo el contenido conceptual de la exposición. Para ello los objetos son seleccionados y organizados en función de la idea que se quiere transmitir. En definitiva, se trata de que el objeto sea en la exposición soporte de esos significados culturales que se quieren transmitir, demostración de esas ideas mediante su argumentación, o bien la manifestación del interrogante, de los problemas científicos resueltos o no resueltos. En la categoría de exposición de ideas quedarían incluidas las llamadas "temáticas", descritas por como exposiciones que cuentan una historia, en la que se guía al visitante para que pueda seguir su desarrollo (lineal, secuencial o “mosaico”.) De cualquier modo, la visualización de conceptos en una exposición de ideas, presenta problemas que se pueden resolver recurriendo a otro tipo de objetos: esquemas, gráficos, modelos, reconstrucciones, etc.
Su estrategia expositiva es la denominada "pedagógica" o "comunicativa; se orienta hacia la transmisión del saber, dirigida a hacer comprender el conocimiento que se pretende transmitir. Los objetos no pueden hablar por sí mismos, por ello se componen de objetos, textos y otras ayudas interpretativas. Utilizar estrategias que favorezcan, además de la transmisión de información, enseñar cómo se aprende simulando reconstruir un proceso de investigación. Enseñando al visitante a pensar partiendo de las fuentes primarias de información y poniendo a su disposición las estrategias comunicativas que le permitan elaborar interpretaciones personales.
BIBLIOGRAFÍA
- Ballart Hernández, Josep. Manual de museos. Ed. Síntesis. Madrid. 2.008.
-Zubiaur Carreño, F.J. Curso de museología. Ed. Trea. Gijón. 2.004.
-Alonso Fernández Luis. Museología y museografía. Ed. Del Serval. Barcelona. 2.006.
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