martes, 11 de enero de 2011

DIFERENCIA ENTRE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN.

Conservación es  la denominación genérica relativa a las acciones destinadas a mantener la seguridad y la integridad de un bien cultural, así como a minimizar su deterioro con el fin de alargar su vida. Según el ICOM ésta puede dividirse en:

  • Preventiva: que son todas aquellas acciones que tengan como objetivo evitar o minimizar futuros deterioros o perdidas. Se realizan sobre el contexto o el área circundante del bien, o más frecuentemente un grupo de bienes, sin tener en cuenta su edad o condición. Estas medidas y acciones son indirectas y no modifican su apariencia.
  • Curativa: son las medidas aplicadas de manera directa sobre un bien o un grupo de bienes que tengan como objetivo detener los procesos dañinos presentes o reforzar su estructura. Estas acciones solo se realizan  cuando los bienes se encuentran en un estado de fragilidad notable o se están deteriorando a un ritmo elevado, por lo que podían perderse en un tiempo relativamente breve. Estas acciones a veces modifican el aspecto de los bienes.
En cuanto a la diferencia esencial entre conservación y restauración lo plantearíamos así: la conservación se abstiene de toda añadidura que tendría a completar la obra de arte en tanto creación artística. En otros términos, ella se ocupa en primer lugar de los datos técnicos del problema, y sobre la parte artística acepta eventualmente el estado fragmentado o incompleto de la obra. Mientras que la restauración se definiría como todo tratamiento aplicado a una obra y que reconstruye, en la medida de lo posible, las partes destruidas y dañadas. Implica añadidos que pueden ser apreciables o no a simple vista y que tienden a completar la obra, procurando no afectar a su integridad estética e histórica.

1.     LA CONSERVACION PREVENTIVA

La conservación preventiva es un método de trabajo que pretende controlar el deterioro de las obras de arte antes de que éste se materialice. Aunque el término nos parezca novedoso, en realidad no es una idea nueva, ya que desde la Antigüedad, y más específicamente desde la época medieval, el renacimiento o el barroco, se aplicaban técnicas para la conservación de edificios, pinturas (murales o sobre lienzos) y esculturas.
A mediados del siglo XIX nació la idea de restaurar, adoptándose criterios que pretendía intervenir, en mayor o menor medida, en las obras de arte que se encontraban deterioradas, a consecuencia del descuido en la aplicación de las prácticas tradicionales de mantenimiento y conservación de las obras de arte, lo que hizo que se aplicasen criterios muy intervencionistas.
Hoy en día la tendencia ha cambiado radicalmente, pues se prima más el favorecer el respeto a la autenticidad o integridad de las obras, gracias a la aplicación de nuevas técnicas de estudio y análisis procedentes de las ciencias experimentales y al uso de criterios más científicos a la hora de emprender una intervención de restauración o rehabilitación en una obra de arte.
El origen del desarrollo residía en factores externos a las propias obras bien como consecuencia de la falta de mantenimiento bien porque muchos de los tratamientos aplicados resultaban inadecuados y de eficacia temporal, lo que se traducía en nuevas agresiones o inestabilidad de los materiales.
Por otra parte, la aplicación exclusiva de tratamientos de restauración no son suficientes para obtener una adecuada conservación de las colecciones de los museos o de los bienes integrantes del patrimonio de una localidad o de una comunidad autónoma, ya que la conservación del patrimonio histórico mediante el uso exclusivo de tratamientos de emergencia tampoco resultaba efectivo por la gran cantidad de esfuerzos humanos y económicos necesarios para su óptimo mantenimiento.
Esto forzó un cambio de estrategia que se materializó en la adopción de determinados protocolos de actuación que debían garantizar la conservación de los materiales, y que abordasen tanto las causas del deterioro como los posibles tratamientos preventivos destinados a eliminar o disminuir los riesgos de deterioro.
Por ello, la Conservación Preventiva se encuentra ligada con la política de conservación de los bienes, ya que su interés se centra en la prevención y en el cuidado de dichos bienes antes de que sea necesario intervenir directamente sobre los mismos.
Esta Conservación Preventiva se puede realizar in situ, en el lugar donde se descubre el objeto, es el caso de un yacimiento, tanto en las labores de excavación como posteriormente (en el supuesto de que el yacimiento sea visitable), sino también en el interior del propio Museo.
El objetivo final de cualquier política preventiva es la de evitar o, cuanto menos, minimizar los riesgos para el patrimonio, concentrando los procedimientos de seguimiento y control sobre determinados factores (incendio, robo, vandalismo, expolio, manipulación, disposición inadecuadas de los objetos, biodeterioro, iluminación, contaminación, microclima…) que inciden en su estado de conservación.
Los objetivos concretos de la Conservación Preventiva pueden ser:

  •          Reconocer y prever los efectos ambientales externos sobre los bienes.
  •        Definir claramente los riesgos actuales a los que está sometido, así como los potenciales.
  •       Ejecutar siempre cualquier intervención con los medios disponibles.
  •       Llevar a cabo una inspección regular y de control.
  •       Elaborar planes de urgencia.
  •       Elaborar una normativa clara y unificada para la correcta manipulación, uso, transporte, almacenamiento y exposición.
  •       Política de formación de trabajadores y responsables.
La metodología empleada en Conservación Preventiva puede resumirse en los siguientes apartados:
A) Identificación de los objetos susceptibles de tutela: a través de los informes, publicaciones, catálogos e inventarios.
B) Análisis de los factores de riesgo que inciden, han incidido o podrían incidir sobre el bien para de esta manera conocer las causas de su deterioro o poder prevenir futuros daños: humedad, temperatura, iluminación (artificial o natural), contaminación atmosférica, agentes biológicos…, bien directamente bien mediante reacciones químicas o biológicas que pueden dar lugar a la aparición de otros agentes biológicos (hongos, termitas,…).
C) Diagnosis: estudiar cómo esos factores de deterioro, ya localizados en las fases anteriores, influyen sobre el bien y las reacciones que pueden provocar. Varias son las labores que pueden realizarse dentro de este apartado:

  • ·         Conocer los elementos constitutivos del bien y las técnicas empleadas en su ejecución.
  • ·         Estado de conservación actual y posibles alteraciones.
  • ·         Identificaciones de los factores de deterioro y su incidencia.
  • ·         Orientación de su tratamiento: conservación preventiva o/y restauración
D) Labores de control:

* Medioambiental: en especial hay que centrar nuestra vigilancia sobre la humedad y la temperatura que en todo momento deberán mantener un equilibrio (temperatura sobre 20 Cº y una humedad relativa entre 45% y 65%), evitando cualquier oscilación brusca que produzca cambios estructurales en las piezas (dilataciones o contracciones) que incidan negativamente en su conservación. Para controlar estos parámetros se puede:

  • -       Estudiar y acondicionar convenientemente el edificio: aislamiento y mantenimiento.
  • -       Acondicionar las necesidades de temperatura y humedad al tipo de colección: aire acondicionado y calefacción, humificadores…
  • -       Controlar el interior de vitrinas y compartimentos pequeños: absorbentes de humedad…
* Contaminación: Son potenciales agentes de contaminación:

  • -  Ciertos materiales asociados a las colecciones. Las áreas de almacenamiento de colecciones contienen a menudo materiales usados para guardar objetos que son fuente potencial de problemas (como ciertas colas, maderas, compuestos celulósicos y polivinílicos y poliuretano) en tanto que producen vapores dañinos que pueden afectar a piezas particularmente sensibles. Para prevenir estos problemas se debe  optar por planificar instalaciones que estén libres de estos materiales.
  • -      El aire ambiente de las ciudades. Los contaminantes aéreos presentes en el aire de las ciudades procedentes del transporte, las calefacciones e industrias, pueden tener efectos muy perjudiciales, sobre todo en materiales orgánicos y metálicos. La solución para minimizar estos efectos estaría en planificar un sistema de filtración, ventilación, limpieza y aireación de las salas.

También cabria la posibilidad en ciertas situaciones reducir el número de visitantes o construir réplicas.

*El polvo produce abrasión mecánica, concentra la humedad y atrae a insectos, ácaros, hongos y bacterias. Así pues se procederá a la limpieza regular de las salas y almacenes además de procurar un buen aislamiento tanto de ventanas como vitrinas.

*Iluminación: La luz es una importante fuente de calor para los objetos. Se utiliza mayoritariamente en los espacios expositivos y emite radiaciones que pueden provocar transformaciones químicas, por lo que se recomienda la aplicación de diversos filtros de protección, combinación de luz natural y artificial, para evitar el deterioro de los objetos, que tienen diversos índices de resistencia, (entre 50 y 200 luxes) dependiendo del material de fabricación a la luz, además del tiempo de exposición y el tipo de luminaria.

*Las plagas: las plagas de origen biológico tienen como principales protagonistas a insectos (carcoma, pez plateado, termitas…), hongos, bacterias, ratones y ratas. Para evitar estas plagas se procederá a adoptar las siguientes medidas:

  • ·         Mantener el museo limpio.
  • ·         No ingresar colecciones infectadas.
  • ·         Inspeccionar con regularidad el estado de las colecciones.
  • ·         Evitar la entrada de comida.
  • ·         Vigilar la humedad relativa y la ventilación.
  • ·         Controlar periódicamente la presencia de estas plagas.

* Manipulación de fondos en el transcurso de la actividad diaria del museo se producen determinadas actuaciones que implican una manipulación de los bienes culturales: movimientos internos o externos. Estas operaciones deben llevarse a cabo con la supervisión  del personal cualificado del museo y con los medios auxiliares precisos para cada caso.

* Instalaciones: exposición y almacenaje: hay que tener un buen diseño en estos espacios y realizar el mantenimiento oportuno.

2.     RESTAURACIÓN

Cuando los daños del objeto llegan tarde o no son suficientes las medidas conservadoras, los restauradores pueden optar a pasar a otro nivel de intervención que incluye necesariamente la modificación de su aspecto: una restauración.
Esta implica adiciones que tienden científicamente a completar la obra como creación artística. Así pues se restablecerá la unidad potencial de la obra, mientras sea posible alcanzarlo sin cometer una falsificación artística ni histórica y sin borrar las huellas del paso del tiempo.
Deben ser consideradas restauraciones:
§        Todas las intervenciones que tienden a completar volumen o al rellenar una laguna.
§       Todos los retoques, incluso mínimos, hechos en dibujo, en color o en el modelo de la obra.
Las lagunas o partes desaparecidas, en la obra original del artista, aparecen como efecto del paso del tiempo o manipulación indebida de la obra. Dichas lagunas, tienen en la mayoría de los casos una incidencia negativa en el potencial expresivo de la obra, que entendida como un conjunto armónico, aparece sustancialmente modificada.
La obra restaurada debe presentar los siguientes principios:

  • ·         Respeto al original, se estudiará de forma exhaustiva su aspecto original y se respetará la intencionalidad del autor.
  • ·         Intervención mínima, a lo estrictamente necesario, ya que una vez estabilizada la obra, cuanta menos manipulación sufra más durabilidad tendrá.
  • ·         Reconocible, evitándose así engañar al público, de manera que al mismo tiempo lo eduquemos.
  • ·         Unidad de imagen, este principio tiene relación con el anterior ya que aunque la restauración ha de ser reconocible también tiene que ser discreta y armónica con el conjunto.
  • ·         Reversibilidad: la restauración no puede ser fija o irreversible, se debe poder eliminar posteriormente los productos empleados por un tratamiento dado, ya que éstos pueden mejorarse con el tiempo o pueden deteriorarse.
  • ·         Experimentación a priori: en caso de consolidación necesaria deberán haber sido experimentados antes en un ensayo tanto las técnicas como los productos utilizados.
  • ·         Registro de los fenómenos observados y de todos los procedimientos utilizados durante la intervención.
Evidentemente el tipo de intervención y los productos utilizados serán distintos según el material, la forma, estado…en cualquier caso no se puede pensar nunca en procedimientos genéricos.

La restauración es una técnica compleja, en la que se demanda una estrecha colaboración entre distintos profesionales, éstos serían:

  • §  El restaurador: que efectuará el proceso material de la obra.
  • §  El científico: indicará los materiales correctos que se pueden utilizar.
  • §  El historiador: indicará tanto el aspecto, la técnica como la intencionalidad del autor para no crear un falso histórico.
SECUENCIA:
Todo acto de conservación y de restauración será precedido de un estudio de los documentos de identidad (historia…) y seguido de un informe sobre los diferentes tratamientos efectuados en el que se anotarán las referencias bibliográficas, precisándose los fundamentos de la decisión tomada por el responsable. Este dossier es un “informe abierto” que comprende numerosas observaciones referentes a la evolución del objeto después de las diferentes operaciones que ha tenido que sufrir.
Así pues una vez aceptado el ingreso al museo y analizado el objeto se procederá al estudio del proceso o procesos al que se le va a someter y de las técnicas más adecuadas a aplicar personalizándolas en cada objeto.
 Se procederá a las siguientes fases:

  • §  Limpieza (conservación curativa): esta fase consiste en retirar los productos de alteración inestables, que amenazan con estropear el objeto. Estos productos se sitúan tanto en superficie como en el interior. Los métodos de limpieza son numerosos, pudiéndose clasificar en mecánicos, eléctricos y electroquímicos, químicos y físico-químicos. La elección del método depende sobre todo de la naturaleza de los productos de alteración y de su volumen, de la naturaleza de los materiales originales y de la dimensión del objeto.
  • §  Encoladura, refijado, consolidación (conservación curativa): es devolver a un objeto una estabilidad física. Los productos utilizados pueden ser naturales o sintéticos, cada una de ellas con sus cualidades y sus defectos.
  • §  Reconstrucción (restauración): se pretende restablecer su unidad formal sin producir una falsificación estética o histórica, sin por ello borrar las huellas de su pasado por la historia.
  • §  Protección (conservación preventiva): aquí se pretende impedir su alteración por la acción del medio ambiente en el que se prosigue su vida después de la utilización de los diferentes tratamientos, mediante una adecuada climatización, la aplicación de algún tipo de protector…
  • §  Mantenimiento (conservación preventiva): en esta fase se continuarán aplicando los cuidados regulares para evitar que no se degrade de nuevo.

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