miércoles, 4 de agosto de 2010

ARTE ROMÁNICO

1.  El despertar de Europa

1.1  El mundo del año mil

El año 1000 poco tuvo que ver con terrores y calamidades, y en torno a él no ocurrió ningún acontecimiento extraordinario. El monje Glaber, en sus Historias (sobre el 1000), puso ya de manifiesto una cierta inflexión en el sentir de las gentes de la época, que hicieron que las tierras habitadas se revistiesen de iglesias que permitieron glorificar el poder y la bondad de Dios. Este movimiento se gestó y propagó en los siglos XI y XII, propiciando la génesis y desarrollo de lo románico.
El Románico fue un arte que, por primera vez desde el fraccionamiento de las estructuras del mundo antiguo, muestra cierta homogeneidad de conceptos y formas por toda la Europa cristiana.

1.2  El impulso del feudalismo

El intento carolingio de resucitar las condiciones del Imperio Romano fracasó, pero su organización favoreció la gestación de la sociedad feudal y la implantación de un gobierno unitario en una Europa erosionada por las invasiones y la anarquía política.
La propagación del feudalismo en el siglo X aceleró el fin de las invasiones y favoreció una cierta calma, rota tan sólo por las intermitentes luchas contra los árabes en la Península Ibérica.
En Italia no cuajaron los grandes espacios de poder, pero sí el de las ciudades que a lo largo del siglo XII fueron obteniendo su independencia. En la antigua Hispania los reinos cristianos (Aragón, Navarra, León y Castilla) empiezan a asegurar las bases de los territorios reconquistados al Islam. La lucha de sus ejércitos fue pareja a la de otros que se aventuraron hasta los santos lugares para alcanzar la cruz del Salvador.

1.3  El impulso de la Iglesia

Por su parte, la Iglesia intentó conseguir una paz universal para la comunidad cristiana con la promulgación de la Pax Dei (989) y de la Tregua Dei (1041). La cristiandad se adentró en el siglo XI con gran vitalidad por toda Europa.

1.4  El despertar de Europa en los siglos XI y XII

En los siglos XI y XII se produce el despertar de Europa, en la que domina un orden religioso que encauza el pensamiento y se producen avances técnicos y de las creaciones artísticas. Todo vino motivado también por:
-  Recuperación de tierras de labranza.
-  Aumento demográfico.
-  Prosperidad económica.
-  Importantes movimientos monásticos.
-  Intercambios culturales entre las gentes cristianas, musulmanas y bizantinas.

1.5  Una nueva Europa

Mercaderes, peregrinos, monjes vagabundos, estudiantes y cruzados van creando una nueva Europa renovada que se extiende desde las tierras hispánicas hasta territorio irlandés y la alta Escandinavia, con límites al sur en Sicilia y al este en Eslovaquia.
Las iglesias (catedrales urbanas y parroquias rurales), con sus decoraciones y ornamentos, se convierten en símbolo de esta sociedad a través de lo divino.

2.  Etapas del arte Románico

2.1  La periodización del Románico

El arte Románico no surgió en todos los lugares ni en los mismos años con igual intensidad, y tampoco fue sustituido o se fusionó con el Gótico de igual manera. Por ello, es difícil hablar de etapas extensibles a las distintas regiones geográficas en el desarrollo del arte Románico. Pese a todo, se pueden señalar ciertas circunstancias que ayudar a comprender y fijar su evolución.

2.2  Primeras etapas

Þ  Novedades en arquitectura

Entre los últimos años del siglo X y el primer cuarto del siglo XI aparecen las primeras tentativas de renovación arquitectónica, que se evidencian en Saint Philibert de Tournus (una de las primeras iglesias en presentar un presbiterio con deambulatorio y capillas radiales) y en Sant Martí de Canigó en la zona pirenaica (con dos iglesias superpuestas y abovedadas). La piedra empieza a utilizarse para cubrir los espacios absidales.
Planul bisericii St. Philibert din Tournus
Saint Philibert de Tournus



Sant Martí de Canigó

Þ  Novedades en escultura

Este instante, con la miniatura en su apogeo, coincide con la aparición de unos relieves escultóricos en los que la influencia árabe coincide con el clasicismo, como los de San Genis les Fonts y Sant Andreu de Sureda.

2.3  Primer Románico

El nuevo estilo alcanza ya definición a mediados del siglo XI con diversas tendencias, aunque en todas son comunes la talla regular de los sillares y la sustitución de las cubiertas de madera por bóvedas, así como las grandes construcciones. La escultura abandona el carácter ornamental y se convierte en narrativa.
El Románico avanza, aunque de manera desigual. Por ejemplo, en Cataluña hay dos variantes con distintas influencias:
-  La lombarda, cuya máxima expresión es la Colegiata de Sant Vicenç de Cardona.
-  La francesa en construcción y árabe en decoración, que se aprecia en San Pere de Roda.

2.4  Románico Pleno

Þ  Notables avances

La primera etapa románica concluye entre finales del siglo XI y primer cuarto del XII, cuando se producen notables avances en arquitectura y escultura. La escultura se apodera con sus ciclos históricos de las fachadas y pórticos (Ripoll, Beaulieu y Vézelay), así como de los claustros (Moissac).
También resurge la pintura mural, tanto áulica (Panteón Real de San Isidoro de León) como la más rural (iglesia de los Santos Julián y Basilisa de Bagüés e iglesias del Pirineo leridano como Sant Climent y Santa María de Tahull).

Þ  División del Románico: Cisterciense y Gótico

A mediados del siglo XII, las tensiones internas en la Iglesia entre las órdenes reformadoras y los abades y obispos (más preocupados de las riquezas temporales que de lo trascendente) hacen variar el desarrollo del arte Románico. Esta tensión conduce a dos caminos:
-  Arte Cisterciense: depuración formal del arte Románico acorde con la austeridad de los reformadores.
-  Nacimiento del arte Gótico: los grandes prelados, desde la Île-de-France, impulsan el arte medieval urbano por excelencia, que empieza a expandirse lentamente por las ciudades europeas.

2.5  Románico Tardío

El Románico sigue manifestándose a lo largo de la segunda mitad del siglo XII y buena parte del XIII. Es un Románico tardío, con espléndidas realizaciones en escultura (Saint-Gilles-du Gard y Serrabona) y en pintura, sobre todo en tabla, con fuerte influencia bizantina.
El arte Románico se convierte en rural, lejos del arte del poder que había sido, y alcanza a la devoción popular, la que no hallaba refugio en las majestuosas construcciones góticas.

3.  Mensaje de la plástica románica

3.1  La pintura muda y la alabanza del Creador

El arte pretendía la acción o fabricación de cosas provechosas para el hombre, y el pintar o esculpir imágenes era un medio indispensable para el afianzamiento de la fe y el poder religioso.
Las tendencias iconoclastas habían repudiado las imágenes, dejando tan sólo la cruz como símbolo de la divinidad. Pero las imágenes de lo divino eran algo indispensable para inculcar las doctrinas de la Iglesia a los iletrados, que no tenían acceso a los libros.
Las figuraciones de los frescos y relieves escultóricos de las iglesias eran la verdadera palabra de Dios y la luz que les guiaba en el camino de la salvación. Los buenos pintores y escultores debían instruir (mediante sencillez y claridad), deleitar (poniendo su oficio al servicio de la ornamentación) y emocionar (mediante imágenes vigorosas y expresivas). El encanto y la emoción eran cualidades de la forma, que para conseguir sus fines debía ser bella.
La belleza era una fuente de placer para el hombre medieval, pero deleitarse en lo bello tenía los límites y peligros propios de lo mundano y temporal. El placer estético sólo era válido y provechoso como imagen del mundo espiritual. El placer estético y el arte tenían como fin la alabanza del Creador.

3.2  Dios, el gran arquitecto

Para los teólogos de época románica había tres tipos de obras de arte:
-  La obra del Creador, perfecta y eterna.
-  La obra de la naturaleza.
-  La obra del hombre, imperecedera e imperfecta.

Dios es el gran arquitecto del universo y respeta siempre la perfección de lo circular, e inicia con su creación el tiempo histórico de la Humanidad. En el Tapiz de la Creación de la Catedral de Girona aparece Dios en su centro, como eje absoluto de las cosas y seres creados. Para el hombre de época románica, la creación divina emana de la perfección de las formas simples y absolutas (esféricas y cuadradas).
Dios creó la Tierra como un círculo u óvalo, como se refleja en las ilustraciones del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, donde también aparecen Roma y Jerusalén como centros de las tierras.
Dios trazó también la Jerusalén Celeste, ciudad descrita por San Juan en el Apocalipsis y considerada por los visionarios románicos como espejo de perfección y belleza. Así aparece por ejemplo en la decoración mural de la iglesia de San Pietro al Monte, que nos muestra la Jerusalén Celeste con la Maiestas Domini y el Agnus Dei en el centro de la ciudad.
Las murallas cuadrangulares, imaginadas por el hombre, que aparecen en la decoración de los muros de diversas iglesias, en los Apocalipsis miniados o en obras como el cimborrio de la Catedral de Zamora, corresponden a los límites el Paraíso, y convierten a la arquitectura humana en remedo de la perfección divina.

Þ  El hombre, principal obra de Dios

El principal fruto de Dios como artista fue el Hombre, creado a su imagen y semejanza, aunque en el siglo XII se encontraba vacío de su contenido temporal. El Hombre era un microcosmos que debía obedecer las leyes universales y de la perfección de las formas geométricas (cuadrado y círculo).
La consideración del Hombre cuadrado (Homo quadratus) como ideal de perfección tiene una de sus más bellas imágenes en la decoración mural de la iglesia de Sant Quirze de Pedret, que muestra a un hombre en cruz inscrito en un círculo, marcando los cuatro vértices del universo.

Þ  Consideración de las obras de arte en época románica

El hombre, a diferencia de Dios, se enfrenta a una materia ya modelada por la naturaleza, y nunca llegará a alcanzar el grado de lo perfecto.
Por tanto, en época románica la obra de arte era considerada ante todo conforme a los principios y leyes de la técnica y del oficio (res artificiata), algo que tan sólo dentro de los límites de lo humano podía alcanzar una belleza y perfección propias, es decir, una correcta adecuación a su función.

1.  Arquitectura civil

1.1  Los castillos

Þ  Los pueblos del siglo XII

Los pueblos del siglo XII eran pequeñas agrupaciones de casas, de una sola calle y estrechas separaciones entre las viviendas. Solían estar cerca de un castillo, enorme mansión de piedra propiedad del señor dueño y guardián de la población.

Þ  Orígenes: el donjon

En el origen del castillo románico está la torre-vigía o donjon, que servía como protección del pueblo, de planta normalmente cuadrangular (como en Donjon de Houdan, cerca de París) o circular. A esta torre se fueron añadiendo dependencias y muros de protección hasta convertirse en una verdadera ciudad, símbolo del poder civil y militar de la época.
Donjon de Houdan, visite - www.viafrance.com

Þ  Tipología

Pese a su relevancia en la época, su tipología no obedecía a modelos ya establecidos, sino que dependía de varios condicionantes. No solían ser demasiado grandes, aunque los enclavados en recintos urbanos (Weimar, Mont-Saint-Michel) ocupaban buena parte de los mismos.
Tan sólo los castillos levantados en valles o altas planicies respetaban las plantas regulares (Torre de Londres, fortaleza de Carcasona), siendo lo más frecuente que el perímetro y las diversas construcciones se adaptasen a la orografía del terreno. A veces el recinto amurallado llegaba a integrarse en las protecciones rocosas naturales (castillos de Loarre y Saône).

1.2  Las ciudades

En este paisaje de pueblos y castillos fueron renaciendo las ciudades que estaban aletargadas desde la decadencia del Imperio Romano en el siglo V, y también se crearon nuevos núcleos urbanos en lugares de desarrollo económico, en tierras de reconquista o repoblación, y sobre todo en lugares de parada de peregrinos que se dirigían hacia lugares santos como Santiago de Compostela y Roma.
La ciudad románica no fue totalmente urbana, pues en ella existían paisaje y actividades rurales, incluso dentro de recintos amurallados., como en la ampliación de París del siglo XIII. No abundaban las ciudades de gran extensión (como Venecia y Florencia), y la media oscilaba entre 18 y 20 Has. Tampoco estaban densamente pobladas.
En las ciudades que procedían de la transformación de núcleos romanos se respetó la proyección rectangular o cuadrada típica (Verona, Florencia, Milán, Lyon). En los núcleos nuevos tampoco estuvo ausente la ortogonalidad (ciudad baja de Carcasona, Massa Lombarda en Italia o Cracovia), aunque lo normal era que el trazado se adecuase a las condiciones y relieve natural del asentamiento, como el caso del Londres Medieval (siguiendo el trazado del Támesis) o de Siena.
El tipo más habitual de ciudad románica (nueva o reformada) tenía unas pocas calles principales que accedían a las puertas de la ciudad, y un entramado de calles secundarias. En su corazón se abrían una o dos plazas, la del mercado y la de la iglesia principal o catedral.
En Centroeuropa e Italia las calles principales solían convertirse en largos mercados, separando los barrios de artesanos y comerciantes. A veces estas vías principales se cruzaban (como el cardus y el decumanus romano) y otras traspasaban los límites de la ciudad hasta llegar a la fortaleza cercana. Las calles no tenían aceras y eran de barro. Su pavimentación (como en el París de Felipe Augusto) era un acontecimiento.

1.3  Las ciudades de la España románica

En la España románica, el auge de la ciudad se vio impulsado por dos fenómenos:
-  Peregrinaciones a Santiago de Compostela.
-  Repoblación de zonas conquistadas a los árabes.

Þ  Ciudades del Camino de Santiago

En el Camino de Santiago se fueron formando núcleos de población que alcanzaron una importante actividad artesanal y comercial en el siglo XI. En ellos se levantaron singulares ejemplos de la arquitectura románica (hospitales, monasterios, posadas o iglesias).

Þ  Ciudades de repoblación

Las ciudades de repoblación (Zamora, Toro, Carrión de los Condes) estuvieron condicionadas por su función y por la orografía. A veces las murallas suplieron las defensas naturales, lo que posibilitó una expansión más regular, con un entramado de calles ovales y radiales que cercaban el núcleo, donde estaban los edificios del poder civil y religioso.
En algunos casos, con la proliferación de parroquias las ciudades se convirtieron en agrupaciones de barrios crecidos en torno a ellas (Calatayud).

1.4  La vida en las ciudades

Þ  Servicios comunitarios

Los siglos del Románico fueron de cierto auge económico, aunque la pobreza anidaba siempre en las ciudades, donde destacaban tan sólo los edificos religiosos y algunas residencias aristocráticas. Los servicios comunitarios eran escasos, pero no solían faltar los dedicados a la atención de peregrinos, mercaderes y viajeros, como albergues, hostales y hospitales, considerados como lugares santos por el Codex Calixtinus (Guía del peregrino a Santiago o Códice Calixtino).

Þ  Los baños

También había baños en ciudades de cierta relevancia, de los que son muestra los llamados baños árabes (en realidad románicos) de Girona, derivados de la influencia musulmana. Los baños, habitualmente regidos por judíos, eran fundaciones de carácter real y se levantaban en lugares no muy céntricos, cerca de las murallas. Aunque la influencia musulmana se aprecia en la ornamentación, la distribución solía ser la propia de las termas romanas.

Þ  Las viviendas

De las casas tan sólo se conservan las de piedra, aunque en algunas ciudades quedan importantes conjuntos de residencias urbanas o casas singulares. Las casas solían ser de dos pisos, el bajo como almacén y el alto la planta noble.
Las fachadas muestran un zona inferior abierta por vanos de arco semicircular, y un segundo cuerpo con ventanas con arcos sostenidos por finas columnas. Excepcionalmente una galería corrida sustituye al friso de ventana. El tejado está sujeto por arcos y jácenas apoyados en un pilar central, que dejaba sitio para buhardilla.

Þ  Los puentes

La vida cambiaba al traspasar las murallas. Las tierras cultivadas, los espacios boscosos y las zonas desérticas configuraban un paisaje apenas transformado por la civilización. Sólo de cuando en cuando aparecía alguna torre o castillo junto a un núcleo de población, normalmente cerca de un río que se salvaba con recios y hermosos puentes (Avignon, Rouen, Narbona, Puente la Reina).

2.  Arquitectura religiosa

2.1  Los monasterios

Þ  Reformas de las órdenes monacales

·  Influencia de la regla de San Benito
Junto a aldeas, castillo y ciudades, la Europa románica vio crecer los monasterios, lugares de oración y plegaria y centros de gran vitalidad económica e intelectual. La vida y el programa arquitectónico de los monasterios estuvieron regidos por la regla de San Benito de Nursia (siglo VI) hasta el siglo XI.
·  La reforma de Benito de Aniano
El reformador Benito de Aniano (siglo IX) consideró que la primitiva regla, pensada para monjes aislados, ya no era válida para unos hombres que debían participar en su calidad de religiosos en la vida de la sociedad. Rebajó el trabajo manual, que pasó a laicos y sirvientes, y convirtió el monasterio en lugar de estudio y oración.
·  Cluny
La reforma se completó desde el siglo X con la llevada a cabo por los grandes abades del Monasterio de Cluny, fundado en 910, derivando hacia una vida mucho más activa que la oración, pero sin dejar de lado la práctica de la teología, poesía o historia.
·  Cister. Nueva reforma benedictina
Fue gestada por el monje Bernardo de Claraval en la abadía de Cîteaux (Cister) a principios del siglo XII, y en 1115 en el monasterio de Clairvaux (Clair vallis). La pérdida del carácter austero y sencillo inspirado por la regla de San Benito, evidenciado en el enriquecimiento y excesivo poder temporal de Cluny, propició un intento de volver a los orígenes y a la santificación del trabajo manual.
En lo artístico, la austeridad cisterciense fue erosionando el espíritu decorativo del Románico, y abriendo el camino necesario para que germinase el Gótico.

Þ  Ubicación

Los monasterios románicos fueron verdaderas ciudades de Dios, en lugares de un entorno natural sereno y apacible, respondiendo a una tradición religiosa, aunque a veces se utilizaron antiguas construcciones romanas para aprovechar los materiales.

Þ  Distribución

En su forma primitiva, el monasterio se expandió en torno al claustro, espacio cuadrangular abierto con jardín central y una galería cubierta que facilita el acceso a las estancias. En el ala norte, la galería del claustro suele comunicarse con la iglesia y en las tres restantes se abren distintas dependencias como la sala capitular, el refectorio y las estancias administrativas. En el piso alto del claustro suele disponerse el dormitorio de los monjes, que comunica por una escalera con el transepto de la iglesia.

Þ  Otras dependencias

Esta distribución es variable según el territorio, el clima, el número de monjes y la riqueza de la comunidad. En ocasiones se añadían dependencias, como la casa del abad, la escuela de novicios, el almacén, la bodega, los establos, la hospedería de peregrinos, el huerto y el cementerio.

2.2  Las iglesias

La iglesia es la construcción más común del tiempo románico, y no existe un modelo fijo a lo largo de todo el período ni en su amplia difusión geográfica.

Þ  Estructura

Su espacio resulta de la necesidades de los oficios litúrgicos y las de los fieles, que le otorgan una disposición longitudinal con orientación oeste-este, remedo de la disposición de las basílicas romanas. Los arcos de medio punto, apoyados en pilares, delimitan tres naves cortadas por una nave transversal (transepto), que actúa como nexo entre los fieles y los celebrantes, es decir, entre lo humano y lo divino.
La planta de cruz latina es el modelo de las iglesias románicas, y puede presentar múltiples variantes, desde las de una sola nave con ábside de planta semicircular hasta la de cinco naves, e incluso presentar un contra-ábside.

Þ  Nave principal

La nave principal es el ámbito activo de la construcción, ya que las laterales actúan como estructura de descarga, a lo que contribuyen los contrafuertes. En la superficie mural entre los arcos de separación de las naves y el arranque de la cubierta se abren las ventanas, que varían desde las abocinadas hasta el vano con arquivoltas apoyadas en columnas.
En algunas regiones, y ya en época avanzada, las ventanas fueron sustituidas por el triforio, estrecha galería formada por la sucesión de módulos de triple o doble arco, o por un falso triforio (módulos de arcos sin galería).

Þ  Naves longitudinales

En alzado, las naves longitudinales, interrumpidas por el transepto, otorgan al conjunto la estructura de cruz latina característica de las antiguas basílicas de Roma o de las orientales. En ocasiones, los brazos del transepto se coronan con absidiolos. En otros casos se dispone un transepto de dos naves, dando lugar a una cruz de doble travesaño (Catedral de Canterbury), y tampoco es extraña la planta en la que las naves abocan a la cabecera sin la interrupción del transepto (planta de salón), como Notre-Dame-la-Grande de Poitiers.

Catedral de Canterbury

 

Cabecera

La cabecera de la iglesia, el presbiterio o capilla mayor, puede ser un simple espacio semicircular cubierto por una bóveda de cascarón (Sant Joan de los Abadesses) o un importante conjunto de tres o más ábsides, el central con capillas radiales (Sainte-Foy de Conques, Paray-le-Monial) y en el que se acoge, más inusualmente, la prolongación de las naves laterales a modo de deambulatorio. En este caso, el presbiterio suele levantarse sobre una cripta.

2.3  La cubierta de las iglesias. Las bóvedas

Las iglesias románicas constituyen un espacio dinámico cuyas líneas arquitectónicas convergen en la cuenca absidal, donde se manifiesta el poder de la divinidad. La cubierta de este espacio fue uno de los principales problemas de los maestros de obras románicos, y recibió diversas soluciones.

Þ  Cubierta de madera a dos aguas

Fue la solución más simple, pero su fácil combustión la hizo desaconsejable. Podemos contemplarla en Saint-Étienne de Caen.

Þ  Bóveda de cañón

Bóveda semicilíndrica de piedra reforzada por arcos fajones.

Þ  Bóvedas de arista

Usadas para recubrir los espacios cuadrados como los de las naves laterales, las criptas, el transepto, etc. Surgían de la intersección de dos medios cañones perpendiculares entre sí.
a02-Bóveda de arista y cimbra

Þ  Cúpulas semiesféricas

Se utilizaron para el cubrimiento del crucero (intersección de la nave longitudinal con la transversal). Estaban abiertas en su cúspide por una linterna y apoyadas sobre pechinas o trompas, elementos de origen oriental que facilitan el tránsito entre la zona superior (hemisférica) y la inferior de la planta (rectangular):
-  Trompas: nicho troncocónico que transforma el cuadrado de la planta en un octógono.
-  Pechinas: triángulos con su superficie y lados cóncavos, dos de los cuales se confunden con los arcos que sostiene la cúpula, y el tercero con el círculo de la base de la misma.

Þ  Casos particulares

En determinadas zonas, especialmente meridionales (con influencias del mundo clásico y del oriental), como Lombardía, hay soluciones particulares que tienden a fragmentar las bóvedas mediante nervaduras que anteceden al cruzamiento de ojivas góticas.

2.4  Iglesias de planta circular

También se encuentran con frecuencia en el Románico iglesias centralizadas, circulares o poligonales, que obedecen a otro tipo de concepción arquitectónica heredada bien de los monumentos (en particular de las rotondas funerarias romanas) o bien de las iglesias circulares u octogonales asociadas a la imagen del Santo Sepulcro de Jerusalén y a la de los martirios (propagada en Occidente gracias a las cruzadas y peregrinaciones a Tierra Santa).
Pero la adopción de las plantas circulares no obedeció sólo a difusiones culturales. En la Edad Media, el círculo o el polígono cuasi-circular eran considerados las formas más perfectas, y simbolizaban la virtud suprema. La planta circular del sepulcro de Cristo levantado en Tierra Santa fue modelo de numerosas construcciones románicas, la mayoría pertenecientes a la orden de los Templarios y a la de Santo Sepulcro, por todas las partes de Europa.
En España podemos citar las iglesias de Vera Cruz (Segovia), San Marcos (Salamanca) y Santa María de Eunate (Navarra).

Vera Cruz (Segovia)



San Marcos (Salamanca)

Santa María de Eunate (Navarra).

2.5  Iglesias de peregrinaje

Salvo excepciones, como la iglesia monacal de Cluny III, las construcciones más grandiosas del románico, junto a las catedrales, fueron las iglesias levantadas en las principales ciudades de las rutas de peregrinaje. Destacan iglesias como Sainte-Foy de Conques, Saint-Martial de Limoges, Saint-Sernin de Toulouse, Saint-Martin de Tours o Santiago de Compostela.

Þ  Su gran tamaño, una necesidad simbólica

Sus amplias dimensiones se debieron a la necesidad de albergar a las multitudes, pero sobre todo al concepto románico de la grandiosidad, que provocaba la emoción religiosa en los fieles. Sus grandes espacios surgían de una necesidad simbólica, pues el peregrino debía colmarse de admiración y alcanzar a través de la belleza humana la belleza divina.

2.6  Catedral de Santiago de Compostela

Þ  Historia

La historia arquitectónica de la catedral compostelana se remonta al siglo IX, aunque se sabe tan sólo que la primera iglesia era de adobe y barro. A finales de este siglo se levantó otra iglesia mucho mayor, cuya riqueza de materiales rivalizaba con las más suntuosas de la época.
Tras su destrucción por Almanzor a finales del siglo X, fue reconstruída y consagrada de nuevo en el 1002, aunque envejeció muy pronto, pues ni sus dimensiones ni su estilo eran los más apropiados para convertir a Santiago en un gran centro de peregrinaje.
La empresa de levantar un gran santuario fue concebida por el obispo Diego Peláez, y las obras iniciadas en el 1075. Las discrepancias entre obispo y monarca hicieron que su construcción se interrumpiese hasta 1093, cuando recibió un nuevo impulso de Diego Gelmírez. En 1122 estaba prácticamente terminada.
El Codex Calixtinus la describe de forma apasionada y nada desinteresada, reflejando la voluntad de los obispos de Santiago de convertirla en uno de los principales lugares de encuentro de peregrinos europeos.

Þ  Distribución

Tiene un cuerpo central con tres largas naves divididas en 10 tramos. También el transepto tiene tres naves, con 5 tramos, en las que se abrían dos capillas por brazo en el muro oriental. Las naves laterales longitudinales se prolongan tras el crucero en un deambulatorio que abraza en semicírculo la capilla mayor o santuario.
Los muros externos del deambulatorio se abren en cinco capillas radiales, una de las cuales (la más antigua y central) reproduce una típica estructura eclesial. La planta se parece al tipo iniciado en Sainte-Foy de Conques, aunque está mucho más cerca de la de Saint-Sernin de Toulouse.

Þ  Los triforios

Junto a la planta, lo que distingue a la Catedral de Santiago y a otras iglesias de peregrinaje es la presencia de galerías altas o triforios por encima de las naves colaterales, bien del cuerpo principal o del transepto, y que reciben la luz del exterior para la iluminación de la nave central.

Þ  Alzado y cubiertas

El alzado de la basílica compostelana se caracteriza por la altura que adquieren las naves en relación a su anchura. El cierre del espacio se soluciona con las cubiertas habituales del período.
Santiago aporta la solución otorgada a la curvatura del deambulatorio, dividido en siete tramos trapezoidales cubiertos con bóvedas, cuyas aristas curvilíneas se cruzan en espacios abiertos hacia el muro perimetral y cerrados hacia los pilares del transaltar.

Þ  El exterior

Si bien el interior conserva su carácter inicial pese a las reformas, el aspecto exterior ha variado por completo desde la época de Diego Gelmírez. De las tres fachadas principales citadas en el Codex Calixtinus sólo queda en pie la de Platerías, en el tramo meridional del transepto, aunque con considerables variaciones. Las otras dos debían guardar estrecha relación con la meridional.
A la puerta de la fachada occidental se accedía por una escalera, estaba ornamentada con columnas de mármol de diversas formas y esculpida con imágenes de todos los géneros, pero debió ser destruída a poco de su conclusión. En el último tercio del siglo XII el Maestro Mateo levantó en su lugar la antefachada del Pórtico de la Gloria, una de las manifestaciones más notables de la escultura del final de la época románica.
Las renovaciones y ampliaciones no cesaron con el paso de los siglos, culminando con la apoteosis barroca de la fachada occidental, que convirtió en interior el Pórtico de la Gloria.

2.7  Forma y función de la volumetría exterior de las iglesias

El aspecto exterior de las iglesias románicas obedece a su distribución interior. Su volumetría suele ser recia y austera, con formas nítidas y regulares

Þ  Campanarios

En las iglesias sobresale el cuerpo de la torre o campanario, que puede estar:
-  Aislado de la iglesia (como el campanile o Torre de Pisa).
-  Flanqueando uno o ambos lados de la fachada (en catedrales centroeupropeas, como Worms o Maguncia).
-  En uno o ambos brazos del transepto.

Por lo general, las torres-campanario presentan planta cuadrada u octogonal, siendo menos común la cilíndrica (como la torre calada de Uzès). En la arquitectura cisterciense, los campanarios fueron excluidos o reducidos a modestas torres.

Þ  Presbiterio

Tras el campanario, la zona que arquitectónicamente adquiere más carácter es el presbiterio. Normalmente, el exterior de los ábsides se corresponde con la disposición interior, y en ellos domina el tratamiento volumétrico.
En las iglesias de peregrinaje, las numerosas naves y capillas alrededor del presbiterio hacen que la cabecera del templo adquiera un notable sentido monumental. Los sillares regulares, las columnas y sus capiteles desempeñan una doble función, estructural y ornamental.
En el aspecto estructural se puede distinguir entre:
-  Bandas lombardas: pilastras poco salientes unidas entre sí por pequeñas arcadas.
-  Contrafuertes regulares: salientes divididos en altura por una sucesión de goterones.

En zonas de influencia lombarda, en la parte exterior del ábside se imponen galerías estrechas o ciegas que rodean la cabecera en su parte alta (como en la Catedral de la Seu d’Urgell), que pueden prolongarse por los brazos del transepto y los flancos de la nave.
Adquieren especial relevancia las ventanas como lugares en los que la decoración se expresa en toda su plenitud.

Þ  Fachadas

La fachada es la parte más cuidada, y allí los maestros se preocuparon por las superficies. Salvo algunas excepciones, la fachada, al igual que la zona absidal, suele reflejar la distribución interior de la iglesia. Una construcción con tres naves se manifiesta con una fachada en la que una puerta semicircular está flanqueada con otras dos arcuaciones, abiertas o ciegas.
Hay gran variedad estructural y decorativa en las fachadas, y en ellas los escultores desarrollan toda su fuerza creativa (Santa María de Ripoll o Santa María la Real de Sangüesa).

Þ  Los pórticos

En otras iglesias el pórtico principal domina la fachada, constituido en general por un tímpano que se apoya sobre una columna parteluz. El pórtico salva el grueso del muro mediante un abocinamiento, con una estructura escalonada con multiplicación de arcos o arquivoltas de radio decreciente.
Tomando como eje el de la portada central, en la mitad superior de la fachada suele abrirse una ventana (generalmente circular) que ilumina la nave principal, y cuya altura suele corresponder con una galería o coro. Esta correspondencia implica el predominio de volúmenes paralelepípedos, deformados tan sólo por la inclinación de las cubiertas.

Þ  Decoración escultórica

La decoración escultórica suele ser abundante en las arquivoltas de las portadas, en los tímpanos semicirculares, en las jambas, en los parteluces y en los dinteles, tanto ornamental como con representaciones figuradas.
Desde el siglo XII las jambas sustituyen la decoración ornamental de sus columnas por esculturas rígidas. Arquivoltas y dovelas se prestaron también a una diversa ornamentación y figuración.
·  El tímpano
El tímpano se convirtió en soporte de los principales temas simbólicos o narrativos, normalmente centrados en la figura jerárquica del Cristo en Majestad. Un ejemplo de toda esta escultura es el pórtico de Saint-Pierre de Moissac (1115-1130).
·  Los capiteles
La escultura tuvo también en los capiteles un lugar privilegiado. De la tipología romana, el arte románico recuperó tan sólo el capitel corintio, que se fue transformando hasta hacerse irreconocible. El volumen troncopiramidal fue usado para narrar escenas bíblicas, vidas de santos, vida cotidiana, escenas simbólicas o motivos vegetales o geométricos.
En las iglesias abaciales sujetas a las severas reglas de austeridad (como el Císter) se encuentran capiteles sin ornamentos o reducidos a una mínima estilización vegetal.

1.  El simbolismo de las iglesias

1.1  Significado de las partes de una iglesia

La iglesia como edificio no era sólo la suma de unos elementos arquitectónicos relacionados por leyes funcionales o estéticas. Al ser la asamblea de cristianos y templo de Dios en la Tierra, la iglesia debía reflejar el orden universal que emana de la divinidad.

Þ  La planta

La planta recuerda la disposición de un cuerpo humano, y por extensión la del cuerpo místico de la Cristiandad, cuya cabeza es Cristo.

Þ  El ábside

El ábside se identifica con el santuario de Dios, y su forma semicircular es la imagen de la curva del cráneo humano. Incluso en algunas iglesias presenta su eje inclinado con respecto a la nave central, como si se tratara de la cabeza caída del crucificado (Santa María de Tahull).

Þ  El altar

Si el ábside es la imagen de lo divino, el altar es su reflejo en la tierra. Es la mesa donde se lleva a cabo el misterio eucarístico, y condensa y resume el conjunto del templo y del universo

1.2  Ámbitos simbólicos de una iglesía

Simbólicamente, el camino que separa la portada de la cabecera posee tres ámbitos:
-  Terrenal: es la nave longitudinal, que representa el cuerpo de la iglesia. La pintura revela aquí lo sobrenatural a traves de una realidad visible.
-  Transición: es el crucero, que interrumpe la nave longitudinal. La cúpula une entre sí dos mundos, el terrestre y el divino, y encauza la luz de la purificación imprescindible para llegar a Dios.
-  Divino: es el ábside. Al estar orientado al este hace que el inicio del día esté bañado por el Sol de la Salud (Sol Salutis), y en el final de los tiempos reciba en su cuenca el sol al atardecer, el sol de justicia (Sol Justitiae). El ábside constituye también el foco generador de la dinámica pictórica, donde se manifiesta la divinidad rodeada de su corte celestial y de visiones apocalípticas.

1.3  Significado de las representaciones figurativas

En este espacio simbólico de la iglesia las representaciones figurativas adquieren gran capacidad expresiva. Los programas iconográficos responden a una concepción esencial de lo narrativo, abandonando lo individual, lo accidental y lo accesorio, lo que no enriquece la escena.

2.  Las imágenes de lo divino

2.1  Influencias

Las principales fuentes de los programas iconográficos románicos fueron los textos evangélicos (canónicos y apócrifos), los comentarios apologéticos, las leyendas hagiográficas y los bestiarios. Según las zonas y períodos, las influencias fueron variadas (paleocristiana, bizantina, copta, mozárabe, carolingia y otomana).

2.2  La Maiestas Domini

La Majestad del Señor (Maiestas Domini o Pantócrator) es la representación más frecuente, y muestra a Cristo sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Sus fuentes de inspiración remiten a concepciones sintéticas del Apocalipsis. La figura de Cristo, en representación frontal de enormes proporciones, es símbolo absoluto de eternidad, con gestos grandilocuentes y autoritarios. Así aparece en Sant Climent de Tahull o en San Vicente Mártir de Vió.
A veces su imagen va acompañada de otras teofanías:
-  La Dextra Domini o mano derecha de Dios bendiciente.
-  El Agnus Dei o Cordero de Dios (como en la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo).
-  Los cuatro evangelistas con sus símbolos respectivos (como en San Vicente Mártir de Vió).
-  Los 24 ancianos del Apocalipsis, sobre todo en las portadas de la iglesia, y más raramente en al ábside (como en San Justo de Segovia).

Cuando lo sintético deja paso a lo narrativo, las visiones apocalípticas muestran la resurrección de los muertos, que acuden al último de los juicios, y la psicostasis o pesaje de las almas. No faltan los querubines, serafines y los arcángeles abogados.

2.3  La vida del Dios-hombre

En la segunda mitad del siglo XIII, Guilielmus Durandi señala tres formas bajo las cuales se representa más adecuadamente en la iglesia la imagen de Dios:
-  Sentado en el trono.
-  En los brazos de María.
-  Crucificado.

Si las visiones teofánicas del Apocalipsis son las imágenes más pertinentes del sintetismo románico, la vida del Dios-Hombre (desde su genealogía y anunciación a su muerte, resurrección y ascensión a los cielos) constituye el principal desarrollo narrativo de las decoraciónes pictóricas y de los relieves escultóricos románicos.

3.  La Maiestas Mariae y la mujer en la época románica

3.1  Maiestas Mariae

En iglesias dedicadas a María (Santa María de Tahull, Santa María de Mur, Santa Maria della Libera, Notre-Dame de Monmerillon-sur-Gartempe) e incluso en algunas dedicadas a algún santo, la visión del Cristo apocalíptico fue sustituida por la de la Virgen como trono del Salvador y mediadora entre los hombres y Dios (Maiestas Mariae). La madre suele sentarse hierática y ausente como trono del Niño Jesús.

3.2  María como representación de los fieles

También la Virgen posee un lugar de honor en el colegio apostólico y representa ante la divinidad a los fieles reunidos en el templo. En este caso, María suele mostrar un cáliz o copa en una de sus manos (Sant Climent de Tahull), tipo iconográfico que obedece al de la Babilonia apocalíptica.

3.3  Significado de las representaciones de María

Pero la presencia de María en las representaciones iconográficas románicas no debe entenderse sólo como madre del Salvador o nueva Eva, sino como sublimación de la mujer medieval, considerada por algunos como peligro de la humanidad o como ser inmundo.

4.  Las imágenes de la naturaleza

4.1  Falta de preocupación por la naturaleza

En la época románica la naturaleza estaba tan cerca del hombre que apenas la tomó en cuenta como objeto de representación. En el arte de los siglos XI y XII dominó la esencialización, la abstracción y la ornamentación, con un cierto antropomorfismo.

Þ  El paisaje

El paisaje nunca fue un lugar en el arte románico, como tampoco lo fueron las arquitecturas ilusorias. Como mucho se hacía referencia a la tierra mediante líneas paralelas ondulantes de las que brotan pequeños matojos o flores en racimo.

Þ  La flora

Tampoco faltaba la flora, con contenido exclusivamente simbólico en escenas que así lo requerían, como las relativas al Paraíso, a la Anunciación a los pastores, los milagros del arcángel Miguel o los ríos en el bautismo de Cristo.

Þ  Los astros

Incluso el cielo y los astros nunca tienen vida propia, y sólo se entienden como motivos que simbolizan la luz y las tinieblas, lo celeste y lo infernal, etc. El sol suele concebirse como una estrella y la luna se representa menguada. No son extrañas las visiones antropomorfas de ambos astros.

Þ  Los animales

Los animales no estuvieron ausentes del arte románico, y su presencia posibilitó que el artista mostrase su vena más imaginativa y fantástica, tanto en animales de la vida cotidiana (un ejemplo es el Arca-relicario de San Saturnino) como en la de fabulosos dragones, centauros, grifos o sirenas, mostrando sugerentes imágenes del bestiario.

4.2  Confusión entre fantasía y realidad

La falta de preocupación por la naturaleza impedía al hombre románico deslindar las imágenes reales de las que conocía a través de los bestiarios. La confusión entre realidad y fantasía alcanzó no sólo al bestiario, sino también al propio ser humano, como manifiesta San Agustín en la Ciudad de Dios.
El arte románico no pudo resistir la tentación de representar ese mundo fantástico. Lo monstruoso y exótico pasaron a ser tanto o más reales que lo cotidiano. Fuentes literarias como el Libro de los distintos géneros de Monstruos fueron tan apreciadas como las exégesis de los santos padres, siempre bajo la creencia de que lo feo o deforme liberaba al hombre del mundo sensible y le hacía sentir la nostalgia del ideal divino.

5.  Las imágenes del hombre

5.1  El escaso papel del hombre

Dentro de este mundo fuera de cualquier sentido real, el hombre quedó ignorado. El ser humano carecía de valor, y su representación tan sólo era lícita cuando desempeñaba algún papel importante en el desarrollo narrativo de las historias bíblicas.

5.2  El hombre, sometido a la voluntad divina

Como ser creado por Dios, pecador y condenado al trabajo, el hombre únicamente era tenido en cuenta para recordarle su deuda con el Creador.
Desde su creación, el hombre estaba sometido a la voluntad divina. Las escenas del pecado original hacían hincapié en la necesidad de obediencia ante el poder temporal, como aparece en la Tentación de Adán y Eva de Sant Martí Sescorts o la Creación de Adán y Eva de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo.
Los episodiso del Génesis son los únicos que en el arte románico exponen una relación directa entre Dios y el hombre. En los demás casos es Cristo el que, como salvador, convive con los hombres, y como ser omnipotente los juzga.

5.3  Las dimensiones de Dios y de los hombres en el Juicio Final

Si estos episodios no condicionan una acusada diferenciación de dimensiones entre el hombre y Dios, en las escenas del Juicio Final la jerarquización es absoluta. Dios se impone majestuosamente por su grandiosidad. Los hombres que han de ser juzgados quedan empequeñecidos ante el Juez Supremo.

6.  Los elegidos de Dios

6.1  Los santos

La abrumadora presencia del poder absoluto de la divinidad angustiaba al hombre medieval, que necesitaba de seres de su propia naturaleza (santos) que superasen la barrera de jerarquías entre él y Dios.
Los santos eran seres para los que los sufrimientos en su propio cuerpo se convertían en mérito para lo eterno, huían de la vida cotidiana, daban testimonio público de su bondad y se enfrentaban a las fuerzas del Maligno. Eran espejo de virtudes y partícipes del poder y de la gloria de Dios.

6.2  Los santos en el arte románico

El arte románico recreó la vida, martirio y prodigios de estos hombres santos para que sus virtudes sirvieran de modelo a todas las gentes. Si bien las representaciones más frecuentes fueron las figuras individuales fuera de cualquier contexto narrativo, las más ilustrativas eran las que transcribían las historias recogidas en las diversas versiones de la Leyenda Dorada, la más reconocida de la cuales fue la del benedictino Jacopo della Voragine.
Estas representaciones solían presentar tres secuencias culminantes:
-  Conversión del santo o revelación pública de su fe.
-  Enfrentamiento del santo con las tentaciones del mal o con la autoridad que le obligaba a abdicar de su fe religiosa, y que ante su negativa le sometía a los más crueles martirios.
-  Glorificación del santo tras su muerte, instante en el que los sufrimientos temporales eran recompensados con la presencia eterna de Dios.

7.  Los seres históricos

Aunque el hombre sólo se consideraba un ser como criatura de Dios, en capiteles, muros, artesonados o libros miniados románicos no se pudo ahogar del todo la realidad del vivir cotidiano, si bien las imágenes tenían una justificación simbólica de carácter trascendente.
La leyenda, la mitología, la privada e incluso el erotismo convivieron con las imágenes religiosas. Aunque el arte se interesó poco por los personajes contemporáneos, pueden citarse ejemplos de individuos de relevancia o de protagonistas de gestas, como aparecen en el Tapiz de Bayeux.
Más frecuentes fueron los episodiso de género sin individualización de personajes, especialmente los de caza (de tradición tardorromana y simbolismo cristológico).
Donde mejor se manifestó el acontecer humano fue en las figuraciones de los meses de año, confundidas a veces con los signos zodiacales. El tiempo que ordenaba mensualmente la actividad del hombre permitió profundizar en lo particular, como se refleja en las arcuaciones del Panteón Real de la Colegiata de San Isidorio de León.

8.  Algunos aspectos de la belleza y de las formas románicas

La belleza románica no radica en aquéllo que el hombre ve, sino en aquéllo que el hombre piensa. Formas y colores se adaptan en el Románico a este ideal de belleza.

8.1  Las formas en el Románico

En la época románica, las formas claras y simétricas dominadas por la geometría responden a un estilo de plenitud plástica. Lo importante no era transcribir la realidad exterior, sino el ideal de perfección de la época.
Para alcanzar esa perfección, las formas del Románico debían superar los límites de la realidad y mostrar solamente los caracteres más esenciales y constantes, los más universales, a través del espacio, del tiempo e incluso de lo expresivo.

Þ  La bidimensionalidad

El deseo de crear profundidad y superar la bidimensionalidad quedó aletargado. El Románico es un arte de figuras dispuestas sobre superficies planas. En la pintura, los campos planos de color se extienden en los fondos de manera uniforme otorgándoles claridad, oscuridad o fraccionados en bandas horizontales superpuestas. La tradición del monocromismo puede tener influencias bizantinas, mientras que las bandas siguieron una tradición mozárabe.

Þ  Limitaciones del marco arquitectónico

El marco arquitectónico condicionó las formas de los seres y las cosas. La escultura románica es una masa comprimida en un espacio limitado, donde las figuras se adaptan al marco arquitectónico en el que se disponen.

Þ  Intentos de perspectiva: superposiciones

En ocasiones se advierte una voluntad de superar los límites que ahogan a las figuras y crear cierta sensación de profundidad, conseguida con las superposiciones. Esta ilusión se produce también en la figuración de las arquitecturas y el mobiliario, cuya disposición permite un tratamiento en perspectiva. En el Románico esa perspectiva siempre es invertida (las líneas laterales oblícuas convergen en el espectador), al contrario que en época renacentista.
En todo caso la perspectiva obedecía a una significación simbólica de las imágenes representadas. La mayor o menor corporeidad de los personajes sirve para manifestar su valoración jerárquica (un ejemplo es la siempre grandiosa Maiestas Domini).

8.2  El color

El color, como las formas, no responde a la apariencia de la visión y se somete siempre a unas leyes propias, ajenas a las de la naturaleza. La pretensión del color es conseguir una armonía cromática basada en el principio de oposición.
Adquieren especial relevancia dos colores, el blanco (que otorga claridad y brillo a las figuras) y el negro (como delimitador de formas).

1.  Los reinos hispánicos

En tierras hispánicas el Románico conjugó tipologías y estilos propios (como el asturiano) con la influencia árabe, y en su caso mozárabe, así como con las tendencias transpirenaicas, francesas y lombardas principalmente.

1.1  Cataluña

Þ  Arquitectura

Dos influencias:
-  Lombarda, impulsada por el abad Oliba (Santa María de Ripoll, Sant Miquel de Cuixà, Sant Martí del Canigó y Sant Vicenç de Cardona).
-  Francesa (Sant Pere de Roda).

Regionalización en el siglo XII, con adopción de formas y tipos arquitectónicos ya superados. Continúan las influencias francesa y lombarda.

Þ  Escultura

-  Las primeras obras fueron los dinteles de Sant Genís les Fonts y Sant Andreu de Sureda.
-  Influencia árabe en Sant Pere de Roda.
-  Del siglo XII es la portada de Santa María de Ripoll y otras derivaciones, y también diversos claustros.
-  El último florecimiento del Románico catalán (tanto en arquitectura com9o en escultura) tuvo lugar en torno a los núcleos de Lleida y Tarragona, en claro contacto con el mundo gótico.ñ

Þ  Pintura

-  Fue una de las artes más brillantes de Cataluña.
-  Murales de raíz italobizantina, con obras tanto de gran calidad como populares.
-  Corriente francesa.
-  Pintura sobre tabla, linealista primero y bizantinizante a principios del siglo XIII.

1.2  Aragón

Þ  Arquitectura

-  La Catedral de Jaca (1080-1130) es el monumento más interesante.
-  Primeras manifestaciones en la región de Serralbo, en iglesias en las que coexisten el arco de herradura con el semicircular, así como obras de gran influencia lombarda catalana.
-  En el siglo XII se levantan iglesias con bóvedas apuntadas y profusa decoración en la fachada.

Þ  Escultura

-  Poca escultura anterior a la de Jaca, salvo las del Castillo de Loarre.
-  En el siglo XII había dos talleres, el de Uncastillo (que se extiende a Navarra) y el de San Juan de la Peña.

Þ  Pintura

-  Diversas decoraciones murales.
-  Pinturas bizantinizantes.
-  Destacan los murales de la iglesia de los Santos Julián y Basilisa de Bagüés, uno de los ciclos iconográficos más importantes de la península.

1.3  Navarra

-  Es una expansión del Románico aragonés, con influencias francesas a través del Camino de Santiago.
-  En la arquitectura del siglo XI los principales centros fueron Leyre y Ujué. La escultura se desarrolló más tarde.
-  La construcción más importante fue la Catedral de Pamplona, aunque sólo se conservan algunos capiteles.
-  En el Camino de Santiago destacan centros como Puente la Reina y Estella, y las iglesias de planta centralizada de Eunate y Torres del Río.
-  No hay pinturas propiamente románicas.

1.4  León

El Románico empezó a florecer con la implantación de la dinastía de Navarra.

Þ  San Isidoro de León

Fernando I reedificó len León la iglesia de San Pelayo y San Juan Bautista, a la que Urraca añadió un nártex (el Panteón Real). Otra renovación se concluyó en el reinado de Alfonso VII.
El edificio tiene una notable labor escultórica, relacionada con Saint-Sernin de Toulouse, que se completa con las pinturas del Panteón, el conjunto mural románico español mejor conservado.
San Isidoro de León fue también centro de un importante taller eborario y de orfebrería.

Þ  Región de Zamora

La arquitectura de San Isidoro irradió hacia territorios del antiguo reino, con especial repercusión en la región zamorana.
A mediados del siglo XII Zamora abandonó esta influencia leonesa en su catedral, en especial en la elevación de su torre, cruce francés-oriental, así como en otras obras derivadas (Colegiata de Toro y Catedral Vieja de Salamanca.
Colegiata de Toro
Colegiata de Toro
catedral vieja de salamanca 300x193 Las catedrales más bellas de España (II)
Catedral Vieja de Salamanca.

Þ  Salamanca

Sobresale la iglesia circular de San Marcos y la de Almenara de Torres, de influencia árabe.

1.5  Asturias

-  Tradición prerrománica.
-  Capillas de una nave y ábside plano.
-  Escultura poco delicada, de mayor calidad en los monasterios benedictinos.
-  La Catedral de Oviedo es la máxima expresión, con las estatuas-columna.

1.6  Castilla

Þ  Arquitectura

-  El primer ejemplo es la Catedral de Palencia (1034), de inspiración prerrománica, con la novedad de un ábside semicircular.
-  Cristalización del Románico en San Martín de Frómista (finales del siglo XI), con fachada con dos torres cilíndricas.
-  Influencia árabe en territorios fronterizos, caracterizada por una galería porticada junto a la entrada, que se extendió a otras zonas.

Þ  Escultura

-  Máxima expresión en el claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos (1100), de influencia en otros monasterios.
-  Surge una escuela localista en el Valle de Mena.
-  Grandes colegiatas (Santillana del Mar).
-  Corrientes francesas en Palencia (portada de Santiago en Carrión), en el flanco oriental de Castilla (Catedral Vieja del Burgo de Osma), en Soria (Santo Domingo) y ya tardío en Ávila (San Vicente).
-  Influencia árabe en San Juan de Duero y Almazán.

Þ  Pintura

-  Soria: ermita de Castillejo de Robledo y frescos de la capilla de San Baudelio de Casillas de Berlanga.
-  Segovia: iglesia de San Justo y ermita de la Vera Cruz de Maderuelo (relacionadas con el estilo de las de Santa María de Tahull).
-  Palencia: influencia francesa en los murales de San Pelayo de Perazancas.
-  Burgos: pinturas del monasterio de San Pedro de Arlanza.

1.7  Galicia

-  Antes de la construcción de la Catedral de Santiago las formas arquitectónicas románicas se reflejaron en construcciones rurales (San Antolín de Togues, San Juan de Villanueva de Perbes y Torres del Oeste).
-  El Románico gallego no llegó a erigir obras de importancia, salvo la Catedral de Santiago. Su influencia fue tardía y se manifestó sobre todo en los alzados, con adopción de falsos triforios.
-  En el Románico final destacan edificaciones cuya escultura muestra relación con la del Mestro Mateo (San Juan de Portomarín, catedrales de Tuy, Orense y Lugo).

1.8  Portugal

El Románico portugués mantuvo relaciones formales con las regiones limítrofes españolas:
-  Las catedrales de Coimbra y Evora tienen influencias compostelanas.
-  La iglesia de los templarios de Tomar, de planta octogonal, tiene influencias de la Vera Cruz de Segovia.

2.  Francia

2.1  Borgoña

-  Una de las zonas más importantes del Románico occidental gracias a la Iglesia de Cluny.
-  Iglesias de grandes dimensiones que se distinguen por su ilumniación, conseguida gracias a la elevación de la nave central, abriendo ventanas y situando el triforio sobre las arcadas.
-  Escultura de concepción lineal en la forma y planimétrica en el volumen (portada de San Lázaro de Autun), y en ocasiones en movimiento (Vézelay).
-  Pinturas de fondos oscuros y tonos brillantes (Berzé-la-Ville), de gran extensión territorial.

2.2  Vías de peregrinación

-  Grandes iglesias de elevadas bóvedas, capillas radiales alrededor del ábside y deambulatorio.
-  La mayor fue Saint-Sernin de Toulouse, de influencia en otras obras.
-  Templos como Notre-Dame-du-Puy (Auvernia) y Sainte-Foy de  Conques (Cevennes) tiene estructura semejante a los de peregrinaje y se caracterizan por la severidad de sus interiores.

2.3  Poitou

-  Iglesias de planta basilical con naves de igual altura y fachas de gran decoración escultórica (Notre-Dame-la-Grande de Poitiers).
-  Pinturas de fondo claro, de notable influencia en otras zonas.

2.4  Otras zonas

-  Languedoc: triunfo de la decoración escultórica, que intentó liberarse de su marco (Moissac).
-  Provenza: influencias clásicas en escultura. Iglesias de nave única, sin deambulatorio ni transepto.
-  Perigord: influencia bizantina en las cubiertas de cúpulas apoyadas sobre trompas.
-  Valle del Loira: grandes construcciones y connjuntos pictóricos.
-  Normandía: construcciones de gran severidad y tendencia a la verticalidad.
-  Países Bajos: sobresale la Catedral detournai (1171), de varias influencias, anticipándose al gótico.

3.  Islas Británicas

3.1  Inglaterra

-  El Románico fue consecuencia de la conquista normanda (1066), pero se ampliaron las dimensiones y se levantaron torres monumentales (abadía de Westminster o Catedral de Lincoln).
-  Iglesias con deambulatorio y capillas radiales (San Agustín de Cantorbery).
-  Herencia irlandesa y tradición anglosajona en obras de orfebrería y en los scriptoria, especialmente el de Winchester, de gran influencia en la pintura mural inglesa e incluso hispánica.

3.2  Irlanda

-  Escasas construcciones románicas.
-  Corresponden a la época tardía.

4.  Países germánicos

-  Tanto en arquitectura como en escultura prevaleció el clima carolingio y otoniano.
-  En la arquitectura sajona destaca la iglesia de San Miguel de Hildesheim, con cubierta de madera sobre pilares alternando con columnas. La escultura renovó la tradición del bronce (puertas de bronce de la Catedral de Hildesheim).
-  La arquitectura de la escuela renana muestra doble ábside, transepto, torres cilíndricas en los pies y testero de la iglesia, bóvedas de arista y decoración a base de arcos y bandas lombardas. Un centro importante es Colonia, con ábsides en la nave principal y en el transepto. La simplicidad de volúmenes tiene uno de sus mejores ejemplos en la iglesia de Scwarzrheindorf.
-  En Alsacia construcciones con pesadez de proporciones.
-  Miniatura de tradición imperial en todas las regiones, de gran calidad en las escuelas de Suabia, Baviera, Salzburgo, Bohemia y Sajonia.
-  Los países del Norte de Europa reflejaron el Románico alemán.

5.  Italia

Características peculiares, debido a la perduración de la tradición clásica y al influjo normando y oriental.

5.1  Lombardía

-  Iglesias de bóvedas bajas, con sucesión de arcos ciegos o galerías en el remate triangular de las fachadas (San Ambrosio de Milán).
-  Templete ante la portada con columnas exentas que descansan sobre leones o animales fantásticos (catedrales de Módena y Parma).
-  A fines del siglo XII la influencia escultórica provenzal y bizantina culminó con la plena madurez expresiva de Benedeto Antelami (portada del Baptisterio de Parma).

5.2  Toscana

-  Espíritu clásico de la arquitectura, con espaciosas naves, composición rítmica y pureza de proporciones.
-  Variantes florentina y pisana (Catedral, campanile y Baptisterio de Pisa) con mármoles de color y arquerías superpuestas en las fachadas.
-  Equilibrio y armonía en las realizaciones escultóricas de Guido Bagarelli (pila bautismal del Baptisterio de Pisa) y del maestro Guglielmo (púlpito de la catedral de Pisa).

5.3  Lacio

-  Región reacia a las innovaciones románicas, sólo adoptadas en los claustros.
-  Interesante pintura mural y mosaicos en la iglesia de San Clemente de Roma.

5.4  Italia meridional

-  Fusión de diversas tendencias (bizantinas, lombardas, árabes, normandas), con bellas construcciones.
-  Mucha decoración (Capilla Palatina de Palermo, Catedral de Monreale).

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