1. Breve resumen histórico.
- El periodo arcaico o Tinita, comprende las dinastías I-II, desde el 3.100 al 2.686 a.C. aprox. Capital en Thinis, en el alto Egipto. Aparición del Estado como consecuencia de:
- logros técnicos
- unificación de varias culturas del Alto y Bajo Egipto (Menes).
- El Imperio Antiguo: Dinastías III a VI, o del 2.686 al 2.181 a.C. Egipto unificado, con capital en Menfis (Bajo Egipto), próxima al actual El Cairo. A partir de la VI Dinastía, el poder de los faraones se resquebraja y se incrementa el poder de las administraciones provinciales, surgiendo rebeliones y derrotas del ejército que darán lugar al hundimiento del Imperio Antiguo.
- Primer Periodo Intermedio. Etapa de manifiesto declive económico a finales de la VI Dinastía, hasta la X. Agravado por prolongadas etapas de sequía que hundieron una economía agrícola basada en las crecidas del Nilo. Actividad pasa a manos de príncipes locales, enfrentados entre sí y sin fuerza para dominar al resto. Se divide el Estado en 2 partes: Norte con capital en Heracleópolis y Sur con capital en Tebas. Se suceden breves dinastías, posiblemente reinando simultáneamente,
- El Imperio Medio: el príncipe tebano Mentuhotep II unifica el país e inicial el Imperio Medio Dinastías XI y XII).
- Segundo Periodo Intermedio. Los hicsos, pueblo del Oriente Próximo, conquistarán Egipto y dominarán el Delta durante unos 150 años (dinastías XII a XVII). Traen a Egipto el desconocido carro con caballo. Aceptaron la religión, el arte y las costumbres del país. No quedan apenas restos artísticos al ser sus monumentos destruidos posteriormente.
- Imperio Nuevo. La expulsión de los hicsos a manos de Ahmosis dará paso a la XVIII Dinastía y al Imperio Nuevo (hasta la XX). Egipto va a vivir su momento de máximo esplendor. Se unifica el país de nuevo bajo soberanos fuertes, extendiéndose sus fronteras desde el Eúfrates hasta el Sudán. La acumulación de tributos procedentes de los pueblos conquistados posibilita una estabilidad social y un aumento de riquezas que permitirá a los faraones la construcción de enromes proyectos arquitectónicos centrados en la región de Tebas, la nueva capital.
- Religión. Asociación del faraón con el fusionado dios supremo Amon-Ra. Crece el poder sacerdotal, y el faraón dependerá del estamento sacerdotal para mantener su poder.
- Amenofis IV (Akhenaton) rompe con la tradición del culto a Amón y proclama su fe en Atón dios único de carácter solar (monoteísmo). Supone un paréntesis en las tradiciones religiosas, culturales y artísticas pero, tras su muerte, se volvió a la ortodoxia del culto a Amón (quizás porque Akhenaton no tuvo en cuenta la necesidad que el pueblo tenia en las creencias en el más allá...)
- Arte. Amplia variedad de estilos y calidades, entrelazándose diferentes tendencias que oscilan entre el más tradicional conservadurismo y la novedosa creación.
- Akhenaton y los talleres de Telll el-Amarna. Nuevo ideal de belleza y sentido de las formas, liberándose de la inmovilidad del arte egipcio y triunfando la humanidad de las representaciones.
- Tras la muerte de Akhenaton se regresa a las estructuras tradicionales. El máximo exponente será durante el reinado de Ramses II, con sus campañas y victorias militares (Kadesh).
- Tras Ramses II, la grandiosa arquitectura se irá diluyendo. Conflictos a finales de la XIX dinastía, y anarquía e inestabilidad en la XX. El poder de los sacerdotes y las constantes incursiones de numerosos pueblos extranjeros minará el poder del faraón y terminará con una nueva fragmentación del país y una inestabilidad política que terminará con el poder de Egipto en el Próximo Oriente
- Tercer Periodo Intermedio. A partir de la XX dinastía surgen efímeras dinastías de diverso origen así como invasiones extranjeras (dinastías XXI a XXV, 1.069 a 663 a.C.). Posteriormente vendrá la época Saíta (XXVI, 663 a 525 a.C.), y concluye con la conquista de los persas y la XXVII (525 a 404 a.C.). El país vuelve a dividirse en dos: al norte el poder de los príncipes locales, y al sur el de los sacerdotes (y en el centro, pueblos extranjeros). Se produce una imparable decadencia cultural. Los sacerdotes tornan su mirada a modelos del pasado y a la estética del Imperio Antiguo y Medio.
- Periodo ptolemaico (XXVIII, 306 al 30 a.C.). Finaliza con la dominación romana.
2. Claves para el análisis del arte egipcio.
- Determinante el marco geográfico, con el Nilo como eje articulador (para Herodoto, "Egipto es un don del Nilo"). Su aislamiento geográfico (mar y desierto) protegieron a Egipto de las invasiones externas,
- Existencia de un sistema político de carácter teocrático, basado en una perfecta organización en cuya cúspide se encuentra el faraón, considerado como un ser divino que reina sobre las restantes y estructuradas clases sociales.
- Creencia en la existencia de los dioses y en una vida más allá de la muerte, generándose el deseo de crear obras sólidas y complejas destinadas a perdurar a lo largo del tiempo. Como dice Gombrich, "arte para la eternidad".
Desde el punto de vista arquitectónico, en las construcciones se garantizará tanto el culto a las divinidades como la inviolabilidad del sepulcro. Así mismo, a través de las imágenes representadas, el alma del difunto podrá rememorar su existencia para así poder alcanzar la vida eterna.
Es una arquitectura masiva, cerrada y maciza, una arquitectura de volúmenes, dominada por la masa y no por el espacio (por ejemplo, pirámides y mastabas). Cuando dejan de ser estructuras masivas (p.ej. en los templos) carecen realmente de un espacio interior definido (bosques de columnas apiñadas, muros sin aberturas al exterior, ...). Esta idea de edificio cerrado y macizo viene resaltada por el papel de la luz: mínima y que sirve para remarcar una idea de oscuridad y de espacio compacto.
Arquitectura en que los diferentes elementos se van a organizar siguiendo un eje lineal; asimismo, es una arquitectura marcada por la simetría y la armonía entre los diferentes espacios. Espacios característicos serán los patios interiores porticados y las salas hipóstilas.
Una ventaja al estudiar las tipologías arquitectónicas en el antiguo Egipto es la continuidad a lo largo de tres milenios de un modelo artístico básico que, a pesar de los cambios, va a permanecer en esencia.
ARQUITECTURA FUNERARIA
1.1. Mastabas
El cementerio real de Abidos
La necrópolis de Saqqara
1.2. Pirámides
Pirámides Escalonadas
La Pirámide escalonada del rey Zoser
La época de las grandes pirámides
Las pirámides de Esnefru (Sneferu)
Las pirámides de Gizeh
Las pirámides del Imperio Medio
1.3. Hipogeos
1.4. Tumbas-Capilla
Introducción
La creencia, desde las épocas prehistóricas, en la continuidad de la vida más allá de la muerte desempeña un papel esencial en el desarrollo de la arquitectura en Egipto. La conservación del cuerpo y la provisión de todo lo necesario para poder afrontar esa vida en el más allá se convirtieron en prioridades fundamentales para todo egipcio e hicieron imprescindible la construcción de tumbas que se fueron haciendo cada vez más complejas.
Por una parte debía evitarse la descomposición del cadáver (gracias a la momificación) y por otra estaba la creencia en el Ka, fuerza vital que acompaña a la persona en la vida y en la muerte. Tanto para el difunto como para el Ka era preciso la construcción de una morada para la eternidad. Así, la tumba debía componerse de:
- un espacio para guardar el cadáver momificado
- un lugar específico para alojar el Ka
- una zona destinada al ajuar funerario necesario para cubrir las necesidades en el más allá
- un lugar o altar donde recibir las ofrendas de los vivos.
La tumba será la tipología arquitectónica más emblemática del arte egipcio, y a ella se deben los avances constructivos y arquitectónicos más destacados. Los grandes templos serán, en principio, funerarios y asociados a las tumbas; los templos asociados a la divinidad no nacerán hasta el I.Medio y se desarrollarán hasta el límite en el I.Nuevo.
La tumba va a evolucionar desde la más simple (una estancia cubierta con un montículo de tierra) hasta la complejidad que supone la pirámide. También debemos señalar el desarrollo de dos tipos concretos de tumbas: las tumbas reales y la de los altos funcionarios del Estado: en las primeras es donde se van a implantar los avances técnicos y artísticos.
En las tumbas reales, a lo ya comentado sobre las ideas de la vida en el más allá, debe hacerse mención a la consideración del monarca como un dios. El rey representaba al descendiente directo del dios sol Ra pero continuaría reinando sobre el reino de los muertos (dios Osiris). Por lo tanto, su tumba debía ser adecuada a las necesidades de un rey-dios.
1. Mastabas
La mastaba (tumba-casa) es un tipo de tumba que se va a dar desde la época Predinástica hasta el inicio del Imperio Nuevo. Surge de la unión de dos formas y dos ideas de tumbas:
- En el Alto Egipto, se acostumbraba a enterrar a los muertos directamente en la tierra (y la sequedad del desierto protegía el cadáver de la descomposición); sobre la sepultura se levantaba un túmulo de piedras y arena.
- En el Bajo Egipto, se enterraban los muertos bajo las casas. De ahí, la idea de construir sobre el foso subterráneo de la tumba un túmulo a imitación de la casa.
La mastaba presenta una forma exterior de pirámide truncada; sus muros de adobe son rectos o ligeramente inclinados (muros en talud). Las fachadas se disponen orientadas a los 4 puntos cardinales, con el eje longitudinal orientado de norte a sur.
En su interior se alberga una capilla funeraria: en las tumbas más modestas se reduce a un nicho abierto en el muro, pero generalmente suele ser una habitación situada en el lado oriental y abierta al exterior por una puerta. En la fachada sur se abre un corredor o serdab, lugar destinado al Ka, donde se situaba la estatua del difunto.
En el exterior y junto a la pared oriental de la capilla se situaba la puerta de la tumba propiamente dicha; con el tiempo, fue sustituida por una falsa puerta donde se situaba una estela con el nombre y dignidades del difunto.
Este edificio cubría la tumba subterránea, que en su forma más simple consistía en una cámara funeraria unida al exterior mediante un pozo sellado, pero que en sus formas más complejas escondía una complicada red de cámaras subterráneas que servían como almacén de las ofrendas funerarias. El pozo conducía a la cámara sepulcral donde se depositaba el sarcófago; carecía de escaleras por lo que para acceder era necesario descolgarse con cuerdas.
En resumen, el esquema constructivo fue siempre el mismo: una capilla superior, un serdab o corredor cerrado y una cámara subterránea con su pozo, presentando importantes diferencias en su forma exterior. Ejemplo de una mastaba ->>> |
Los precedentes de la mastaba son las tumbas predinásticas de Hieracómpolis, formando auténticos cementerios diferenciados y elitistas: son de planta rectangular, con paredes reforzadas por planchas de madera y con una fosa de grandes dimensiones dividida por un tabique que separa la cámara sepulcral de la de las ofrendas.
Hacia finales de este periodo, se había desarrollado la técnica del ladrillo de adobe cocido realizado con barro del Nilo conformado en un molde de madera; esto permitirá la utilización de grandes elementos constructivos cuyo paso siguiente será la utilización de la piedra.
1.1 El cementerio real de Abidos
Tras la unificación, Abidos se convierte en la necrópolis en la que se van a enterrar los reyes. De estas tumbas apenas quedan restos de su configuración exterior, aunque sí que se puede seguir el desarrollo de las cámaras subterráneas y el inicio de los primeros complejos funerarios.
Las tumbas más simples estaban formadas por dos cámaras rectangulares excavadas en el suelo y cubiertas por un túmulo y muros de contención de ladrillo: son las denominadas tumbas de ladrillo.
De la época del rey Aha (segundo de la dinastía I) existen restos de tumbas de ladrillo pero también de tumbas rupestres (hipogeos excavados en la roca). Alrededor de esta tumba, se encuentran 36 tumbas dispuestas en hileras paralelas, seguramente para personas de la servidumbre real que se enterraban vivas. Aunque enseguida se abandonó la costumbre del sacrifico, perduró la de enterrar junto a la tumba real a miembros de la corte.
En la tumba del rey Zer (tercero de la dinastía I) aparece como novedad un revestimiento de piedra de las paredes de la cámara funeraria y un techado con losas del mismo material (precedente de la arquitectura constructiva en piedra).
El siguiente paso se produce en la tumba del rey Dyer: en lugar de varias cámaras funerarias pequeñas se construye una única cámara de grandes dimensiones que se subdivide en distintas estancias para las ofrendas.
En este momento ya podemos hablar de la existencia de conjuntos funerarios: el recinto ceremonial todavía no se encuentra integrado en el mismo espacio que la tumba sino situado en una zona alejada pero comunicada; son los denominados recintos del valle o fuertes. Consisten en unos espacios rectangulares rodeados por una muralla de ladrillo decorada con un relieve regular con forma de nichos, a imitación de los palacios reales. Es evidente que estos recintos son el precedente del recinto funerario de la pirámide escalonada del rey Zoser en Saqqara.
1.2 La necrópolis de Saqqara
Tras la fundación de Menfis, los reyes decidieron enterrarse cerca de su nueva residencia, en la necrópolis de Saqqara. Pero como reyes que eran del Alto y Bajo Nilo, también siguieron utilizando Abidos para erigir sepulturas conmemorativas vacías. Por otra parte, también podemos señalar que los altos funcionarios se construyeron tumbas de la misma escala que los reyes durante las dinastías I y II.
Las primeras tumbas de Saqqara difieren de las de Abidos fundamentalmente en su forma exterior: será el modelo denominado como de reentrantes: las paredes exteriores estaban decoradas con un diseño complicado a base de molduras paralelas verticales, se recubrían con una argamasa de estuco para recibir decoración pictórica y en ocasiones se apoyaba en un zócalo decorado con cabezas de bueyes modelados en barro. La mastaba cubría una complicada estructura subterránea, con cámaras que fueron creciendo en número hasta llegar a las cincuenta.
En la tumba 3038, el túmulo se sustituye por una estructura de planta rectangular escalonada, único antecedente conocido de la futura pirámide escalonada de Zoser.
Los primeros reyes de la II dinastía abandonarán la costumbre de construir tumbas en Abidos, e iniciarán una nueva estructura de cámara subterránea: la tumba de galería. Hetepsejemuy aprovecha el suelo de roca blanda para excavar un largo corredor principal al que se accede por una rampa; en dicha galería van abriéndose corredores secundarios, a modo de peine, para albergar el ajuar del rey. |
Al inaugurarse el Imperio Antiguo, los reyes descubren una nueva topología de tumba, la pirámide, así como un nuevo material de construcción, la piedra. Con ello se establece una estricta separación entre lo que van a ser tumbas reales (pirámides en piedra) y las tumbas de los miembros de la corte (mastabas pero en piedra). En ambos casos, la tumba sigue presentando dos puntos clave: uno en la parte superior que será el lugar de culto, y uno inferior o subterráneo, de mayor importancia y en el que reposará el sarcófago del difunto.
Durante el reinado de Keops, se introduce una innovación en la arquitectura funeraria: el cementerio de la corte que se erige en Gizeh responde a una planificación previa con edificios alineados formando calles que se cortan en ángulo recto. Las mastabas son de construcción sencilla y el enterramiento se realizaba por la parte superior del túmulo a través de una fosa vertical. Mastabas del cementerio oeste de Gizeh - |
Las mastabas irán abandonándose al ser sustituidas por tumbas rupestres que se comienzan a utilizar en el Primer Periodo Intermedio y, fundamentalmente, en el Imperio Nuevo.
A finales del Imperio Antiguo se generalizan los enterramientos civiles para los altos funcionarios: son los campos de mastabas, generalmente en las proximidades de las pirámides. Más tarde, las mastabas dejan de ser individuales para pasar a ser familiares y más amplias
2. Pirámides
El Imperio Antiguo se desarrolla a partir de la III dinastía hasta la X. Se caracteriza exteriormente por la construcción de gigantescas pirámides como tumba de los reyes (lo que implica una estructura de poder concentrado de forma absoluta en torno al rey), e interiormente por el definitivo desplazamiento de la capital a Menfis.
El mayor avance técnico será la utilización de la piedra para construir íntegramente un edificio monumental (la pirámide escalonada de Zoser); este hecho permitirá la construcción de una nueva tipología arquitectónica: la pirámide.
La pirámide es una construcción funeraria concebida para que en ella repose eternamente el faraón y los objetos que permitían la vida de ultratumba. La pirámide puede considerarse una prolongación de la mastaba, puesto que conserva la misma distribución interna. Tenía un gran valor simbólico: resalta el poder del faraón, las cuatro aristas representan los rayos de Ra y suponen un gran artificio numérico.
La construcción de las pirámides va a seguir una línea de experimentación permanente: desde la pirámide escalonada de Zoser hasta la gran pirámide de Keops transcurre un tiempo escaso y de continua evolución. Decisiva la intervención de la invención creativa de arquitectos como Imhotep. Esta misma evolución se seguirá en el desarrollo de los recintos funerarios.
2.1 Pirámides Escalonadas
i) La Pirámide escalonada del rey Zoser
La importancia de la pirámide de Zoser radica en que es el eslabón intermedio entre dos conceptos religiosos y arquitectónicos esencialmente distintos. Su arquitecto Imhotep, impuso por razones de orden religioso la utilización de la piedra para construir la tumba del rey. Todo el complejo funerario responde además a un desarrollo simbólico que descansa en las creencias religiosas egipcias: la idea de la vida eterna como continuación de la vida terrena, lo que obliga a construir un complejo escenográfico destinado a uso exclusivo del rey difunto.
Pero la pirámide escalonada no fue construida de una vez sino en diversas fases (posiblemente en un momento dado Imhotep tuvo la concepción de la pirámide como rampa por la cual el rey accedía al cielo, su destino solar), y la mastaba inicial se transformará en pirámide.
Inicialmente todo el recinto se planificó de menores dimensiones y una tumba tipo mastaba (aunque ya de piedra). En una segunda fase se dio paso a una estructura escalonada en tres niveles, con el gran patio ritual al sur. Finalmente, la mastaba escalonada se convirtió en una pirámide escalonada de seis niveles, para lo que se amplió la base original y el método constructivo (capas sucesivas de mampostería se añadían en torno a un núcleo central cubriendo el conjunto con sillares de gran tamaño e inclinados para que ejercieran la presión hacia dentro. |
Esta pirámide no está aislada sino que constituye el centro de un complejo funerario de enormes dimensiones, del que puede afirmarse que no es sino la imitación en piedra de la residencia real de Menfis, hecha de adobes y materiales perecederos. Se compone de una gran muralla, con 15 puertas de las que 14 eran simuladas y una sola puerta era real y abierta como acceso al recinto. De la misma forma, otros edificios del recinto sólo tienen fachada.
La gran pirámide escalonada domina todo el conjunto; situada en el centro del mismo, cada uno de sus lados se orienta a un punto cardinal. Bajo ella, no solo se excavaron la cámara mortuoria, almacenes y galerías sino que se reprodujeron a pequeña escala salas y corredores de la residencia real en Menfis.
En el lado sur hay un gran patio de ceremonias rectangular destinado a la recepción de las ofrendas; en su centro se encontraba un altar ceremonial y cuatro mojones símbolo de los limites del reino. Entre este patio sur y la muralla se abrían el patio de la fiesta donde se celebraba el jubileo real. Al fondo de este patio se encontraba la tumba sur, gran mastaba que servía como cenotafio real y que sustituye a la costumbre de construir dos tumbas como rey del Alto y Bajo Egipto. Con Zoser, se reúnen ambas tumbas en el mismo espacio.
Al norte de la pirámide se encuentra el templo funerario a través del que se accedía la cámara mortuoria y demás subterráneos. Contiguo a él se encontraba el serdab, en el que se encontró la gran estatua de Zoser. Y desde el templo funerario hasta la línea norte de la muralla se abría un gran patio destinado a diferentes ceremonias.
La arquitectura funeraria del complejo de Zoser, independientemente de las innovaciones, realiza una síntesis de elementos utilizados hasta entonces: estructura escalonada de la tumba 3038, la gran muralla como las fachadas con reentrantes de las mastabas, la asociación de tumba y recinto funerario, imitación en piedra de elementos antiguos en madera y cañas entrelazadas, etc.
Tras la experiencia de Zoser, ninguno de sus sucesores logró terminar su pirámide escalonada, y no se volvió a intentar construir nada parecido al complejo funerario y su elevada carga simbólica.
2.2 La época de las grandes pirámides
i) Las pirámides de Esnefru (Sneferu)
Con Esnefru, primer faraón de la IV dinastía se inicia la época de las grandes pirámides. Snofru desarrollará una gran actividad constructora: 3 grandes pirámides diferentes entre sí, dos más pequeñas, y dos palacios reales.
La más conocida es la falsa pirámide, o inacabada, de Meidum; es el modelo intermedio entre la pirámide escalonada y la pirámide perfecta. Durante el periodo romano el recubrimiento de la pirámide fue utilizado para fabricar cal, por ese motivo se pueden apreciar las fases en su construcción. Se empezó a construir partiendo de una pirámide escalonada de 7 niveles; a continuación se debieron ampliar lateralmente dos de los siete escalones y se añadió un octavo recubriendo la totalidad con piedra. Finalmente, los ocho estratos fueron tapados con placas de piedra dando lugar a una pirámide lisa. |
Independientemente de la forma, en Meidum descubrimos otras novedades como el hecho que las cámaras funerarias se encuentran alojadas en el volumen de la pirámide y por encima de la cota del terreno.
Pero más importante es que el complejo funerario se reduce y esquematiza respecto al de Zoser. Se orienta siguiendo la trayectoria del sol y muestra la organización esencial de los recintos futuros: templo del valle, gran calzada ascendente, templo funerario, tumba sur no como mastaba sino con forma de pequeña pirámide, y finalmente la necrópolis. Estos cambios corresponden a un cambio en la concepción religiosa tendente a mostrar la transformación que se opera en el rey difunto para pasar de un ser terrenal a un dios viviente.
Esnefru traslada su residencia de Medium a Dahshur y construirá una nueva pirámide: la Acodada, Quebrada o Romboidal. No se trata de una pirámide escalonada pero tampoco es una perfecta: presenta dos pendientes o una doble inclinación (54º en la parte superior y 43º en la inferior). Esto se ha interpretado como un error constructivo por las prisas en acabar el trabajo, o como una idea simbólica de dualidad. Como novedad a destacar, la compleja red de cámaras subterráneas, con 2 cámaras funerarias independientes y con diferentes entradas. |
Tras el fracaso de la pirámide Acodada, Esnefru manda construir una nueva pirámide, la Pirámide Roja, logrando la forma geométrica perfecta. Todo este esfuerzo a lo largo de los 50 años de su reinado, supuso un importante avance en todos los aspectos de la construcción y permitieron la realización de las grandes obras faraónicas posteriores.
ii) Las pirámides de Gizeh
Los avances técnicos y organizativos de la época de Esnefru permitirán la construcción del complejo de Gizeh, comenzado por Keops, hijo y sucesor de Esnefru. La fase de experimentación ha finalizado y la pirámide de Keops se construirá sin vacilaciones ni etapas constructivas. Todo se desarrolló según un proyecto previo y unificado; construida a lo largo de 30 años con enormes sillares de piedra caliza, actualmente presenta una altura aproximada de 137 metros (originariamente sería 9 metros más alta, con su revestimiento de piedra caliza). |
Conjunto de pirámides de los faraones Keops, Kefren y Micerinos. Necrópolis de Gizeh (al norte de Saqqara).
Su estructura sigue las pautas fijadas en las pirámides de Esnefru, con una puerta de acceso situada en la cara norte y un conjunto de tres cámaras funerarias:
- La cámara superior o cámara funeraria propiamente dicha, alojada solitaria en el interior de la pirámide y a una altura inusual. Construida en granito y en su centro se encuentra el sarcófago. Cinco cámaras de descarga se destinaron a absorber la presión. Desde las paredes sur y norte arrancan corredores destinados a la ascensión rectilínea del alma del faraón al cielo
- La cámara intermedia o de la reina se sitúa bajo la superior. Su función era alojar la estatua del Ka para lo cual se abre un nicho en el lado oriental. Dispone también de un sistema de corredores como en la superior.
- La cámara inferior se encuentra a 30 metros de profundidad y se accedía mediante un pasadizo independiente. Parece que su función era desorientar a los saqueadores con una cierta confusión laberíntica.
Pirámide del faraón Keops.
El recinto funerario construido en torno a la pirámide va a seguir el esquema fijada en Meidum, esquema que se va a repetir en el resto de pirámides:
1. Templo bajo o del valle; se orientaba en el borde de la tierra fértil y tenía un embarcadero al que llegaban las naves; era el lugar de recepción de los cortejos y en él se realizaba la momificación.
2. Camino ascendente: rampa que comunicaba el templo bajo con el alto o de la pirámide, normalmente delimitado por juros y en algunos casos esta cubierto.
3. Templo alto o de la pirámide. Dividido en 2 partes: una de carácter público y otra de carácter privado en la que los sacerdotes oficiaban sus ritos.
4. La pirámide: su finalidad era contener la tumba real.
La planificación de la necrópolis se realizó con una disposición monumental; constaba de dos cementerios de hileras regulares situados a ambos lados de la pirámide: al oeste 64 grandes mastabas de piedra destinadas a los miembros de más edad de la familia del faraón, y al este 8 enormes mastabas dobles destinadas a los hijos favoritos del faraón y sus esposas
La segunda pirámide del complejo es la de Kefren. De menores dimensiones, todavía conserva parte de su revestimiento de piedra. Posee una única cámara funeraria pero por contra le corresponde un importante desarrollo del templo funerario (sobre todo el templo del valle). Junto a esta pirámide está la esfinge de Gizeh, no se sabe si construida por Keops o por Kefren.
La tercera pirámide es la de Micerinos; la más pequeña de las tres pero destaca por la riqueza de materiales y por su perfección. Posee dos cámaras funerarias, ambas subterráneas. Como contraste, llama la atención que su templo del valle estuviera construido en adobe (quizás por el fallecimiento repentino del faraón).
La perfección y grandeza de las pirámides de la IV dinastía no volverá a repetirse: las pirámides dela V dinastía verán reducir su tamaño mientras aumenta la complejidad de las cámaras funerarias (para evitar salteadores) así como la magnitud de los templos funerarios (por el creciente poder de la casta sacerdotal). No importa tanto el tamaño como el fortificar la cámara real y acelerar la construcción de todo el conjunto.
Userkaf, primer rey de la V, vuelve a Saqqara; Sahura, su sucesor, inicia un nuevo campo de pirámides en Abusir; y los últimos reyes regresarán a Saqqara. Destacar a Unas, ultimo rey de la V, que en su pirámide aparecen largas columnas escritas con lo que se conocerá como Textos de las Pirámides.
Las pirámides construidas por los faraones de la VI dinastía seguirán los mismos patrones. Tras el largo reinado de Pepi II se produce el derrumbamiento del Imperio Antiguo y supondrá el inevitable abandono de las grandes construcciones estatales.
2.3 Las pirámides del Imperio Medio
La descomposición del Estado y la división del territorio en pequeños estados feudales supone el abandono de las grandes construcciones estatales. No será hasta Mentuhotep II, primer faraón de la XI dinastía y unificador de Egipto, cuando se abra una nueva era (Imperio Medio) y se establezca la capital en Tebas. Mentuhotep no construirá una pirámide sino un templo funerario en varias terrazas, y en lugar de pirámide erigió una colina primigenia estilizada que alcanzaba los 11 metros.
Los reyes de la XII dinastía fijan la capital del reino en Menfis y recuperan la tradición del Imperio Antiguo, aunque empleando métodos constructivos más económicos:
- Amenemhat I construye en Listh una pirámide de 84m. de lado por 70 de alto. - Sesostris I erigió la suya en Listh. La principal novedad fue la construcción de una estructura en forma de estrella que soporta mejor los muros de carga del núcleo. - Amenemhat II construye una similar a la de Sesostris, pero está muy mal conservada. - Sesostris II, en Illahum, aprovecha una elevación natural del terreno, y para abaratarla la hace con adobes que luego recubre con piedra caliza. - Sesostris III, en Dahshur, también la construye con adobes y la recubre con piedra caliza | Pirámide de Sesostris III |
El conjunto de cámaras y corredores subterráneos de las pirámides en la ultima parte del Imperio Medio se fue haciendo cada vez más confuso y laberíntico; por otra parte, las pirámides que cubrían estas tumbas subterráneas apenas se han conservado (estaban construidas en adobe). Algo parecido sucede con las construidas durante el Segundo Periodo Intermedio, de las que disponemos escasos restos materiales.
3. Hipogeos
El hipogeo es de menores dimensiones que las pirámides y excavado en la roca. Es un espacio que se mimetiza con el paisaje, sin suponer un cuerpo ajeno como eran las pirámides. El hipogeo tiene los mismos compartimentos que la mastaba y la pirámide: en el exterior el templo del valle y la calzada ascendente; en su interior cámara mortuoria, serdab, y capilla que sustituye al templo funerario.
Varios son los motivos por los que el hipogeo se convertirá en dominante a partir del Imperio Nuevo:
- Las características del suelo de Tebas tras el traslado allí de la capital: en el fondo del valle cualquier construcción estaba amenazada por las crecidas del Nilo, pero las laderas rocosas era el lugar ideal para la construcción rupestre.
- La necesidad de disimular el emplazamiento e la tumba para evitar los saqueos.
Las tumbas rupestres se habían utilizado en Egipto desde la época predinástica. Los primeros hipogeos conocidos son de la IV dinastía: se construyen espacios de extrema sencillez y amplitud en los que se marca ya un eje longitudinal de distribución.
Será a partir del Primer Periodo Intermedio cuando esta forma de enterramiento prospere. Los príncipes locales dejan de enterrarse en las necrópolis junto a la pirámide del faraón y construirán sus propias tumbas (en general, hipogeas).
Mentuhotep, nuevo unificador de Egipto y con el que se inicia el Imperio Medio, mantiene la tradición y construirá un templo funerario en terraza con tumba hipogea. Sus sucesores vuelven a utilizar pirámides y mastabas, aunque se mantendrán también los hipogeos. A partir de la XII dinastía, las cámaras se excavan según un eje perpendicular a la fachada; las estancias se distribuyen sucesivamente siguiendo un orden rigurosamente axial con la idea de camino procedente del mundo del más allá. Templo funerario de Muntuhotep ->>> | ||
Destacan los hipogeos conservados de Qau el-Kebir y Assiut. Toda la estructura se dispone sobre un eje longitudinal que se inicia en el borde del valle donde se construye una estructura de ladrillo en forma de pilono; un camino cubierto conduce a un segundo pilono que sirve de entrada al patio porticado de la primera terraza; de esta, y a través de una escalinata se accede a la segunda terraza con una sala hipóstila que da acceso a otra sala longitudinal y al hipogeo propiamente dicho. La necrópolis más importante del I.Medio es la Beni Hasan, donde se incorporan elementos tomados de la arquitectura profana: entrada al hipogeo a través de un patio-vestíbulo con un pórtico como en las casas nobles, utilización de columnas papiriformes, etc. Hipogeos de Qua el-Kebir - | ||
El reinado de Sesostris III supone una interrupción y ruptura en el desarrollo de estas tumbas, al restaurar un poder central. Sin embargo, aunque él se enterró en una pirámide, mandó construir un gigantesco hipogeo en Abidos, en forma de corredor y que se convertirá en modelo de tumba real del I.Nuevo..
A partir de Amenhotep I, dinastía XVIII I.Nuevo, los reyes pasaron a ser enterrados en hipogeos excavados en el Valle de los Reyes mientras que el culto funerario pasó a realizarse en templos funerarios separados físicamente de las tumbas. Causas:
- Nueva concepción religiosa del mundo del más allá por el fuerte culto a Osiris, dios de los muertos: se busca un espacio oscuro y profundo como camino hacia las profundidades de la tierra.
- La continua necesidad de ocultar las tumbas para evitar los saqueos.
- El creciente poder de los sacerdotes propició la separación del templo para poder manifestar su dominio y poder.
Todos los faraones del I.Nuevo desde Tutmosis I se enterraron en el Valle de los Reyes (a excepción de Akenatón).
En los hipogeos del Valle de los Reyes se puede observar una evolución muy clara: - tumbas de los faraones tutmosidas de la XVIII: pequeña superficie y altura, y estancias distribuidas en ángulo recto. - a partir de Horemheb y XIX dinastía, tumbas de galería, gran extensión y estancias distribuidas en un doble eje - a partir de la XX dinastía, la distribución se simplifica y se ciñe a un eje rectilíneo. | ||
La parte interior de la tumba sigue un esquema idéntico en todo el periodo, con una planta de T invertida; la entrada da paso a una sala dispuesta en sentido transversal a través de la cual se accede a otra sala en sentido longitudinal que conduce a la capilla y a la cámara sepulcral.
En este momento se van a suprimir las necrópolis que habían acompañado a los enterramientos reales: será el Valle de las Reinas, amplio y suave valle de fácil acceso, que lo sustituya. En sencillas tumbas de foso serán enterradas las personas no pertenecientes a la realeza; por otro lado las sencillas tumbas de las princesas, las tumbas de galería de los príncipes, y tumbas de concepción y distribución más compleja para las reinas.
Igualmente, los altos funcionarios y las élites tebanas desarrollaron una necrópolis con tumbas rupestres en Tebas Oeste.
4. Tumbas-Capilla
Tras el fin del Imperio Nuevo, se sucede una larga época de la que apenas quedan restos de tumbas reales a excepción de las de Tanis y de descripciones de historiadores como Herodoto. Pero aparecerá una nueva tipología de tumba real, la denominada Tumba-capilla, caracterizada porque se ubica dentro de los complejos arquitectónicos de los templos erigidos a la divinidad.
Los templos se convierten en la tipología más prestigiosa y el valle de los Reyes se abandona por la inseguridad de la zona: se buscará un lugar más seguro dentro de los muros del templo.
Estas tumbas presentaron una estructura exterior con forma de capilla que cubría un espacio subterráneo con cámara funeraria. Son relativamente pequeñas y se buscaba la máxima proximidad a la sala del culto.
Mientras que las tumbas reales son tumbas-capilla, los funcionarios, sacerdotes y altos cargos se enterrarán fuera del templo, con modelos de tumbas diferentes, y en muchos casos muy monumentales respecto a las reales. No desarrollan una tipología particular sino que van incorporando diferentes elementos: de las antiguas tumbas rupestres, de las propias casas, e incluso pequeñas pirámides de adobes. Destaca la del sumo sacerdote Petosiris en Tuna el-Yebel, cuya estructura exterior tiene forma de templo, con pilono, sala hípetra, sala hipóstila y santuario. |
1. Introducción 2.Templos funerarios Templos de las pirámides Templos funerarios independientes 3. Templos a la divinidad El templo de Karnak El templo de Luxor Templos del período de Amarna Templos tras el período de Amarna PRÁCTICAS
1. Introducción
La religión egipcia es politeísta e invade toda la vida de los individuos. Está absolutamente ligada a la propia estructura de la sociedad y del Estado, así como forma parte indisoluble de la propia concepción de la monarquía. El faraón egipcio es el hijo de dios, al tiempo que es dios mismo y como tal recibe culto en los templos. Este hecho es determinante en la definición de la tipología de templo en el antiguo Egipto.
La casta sacerdotal era la clase de funcionarios más reconocida y, en determinadas épocas, la que mayor poder detentó. Los templos eran complejos funcionariales, con su propia administración y riqueza, donde no sólo se encargaban del mantenimiento del culto, sino que formaban una auténtica estructura de poder.
Los egipcios edificaron dos tipos de templos diferenciados por su función, más que por su plan constructivo:
- los dedicados a las divinidades estaban destinados a ser la residencia de las mismas y el lugar donde se las rendía culto
- los templos funerarios estaban estrechamente relacionados con la vida de ultratumba y con el culto al faraón muerto y deificado.
En el Imperio Antiguo tendrán más importancia los templos funerarios, donde se rinde culto al faraón muerto y deificado, más que a los templos consagrados a los diferentes dioses del Estado; esta misma creencia se mantuvo a lo largo del Imperio Medio
Pero la tendencia fue cada vez más clara en remarcar la importancia de los dioses y la influencia directa de éstos en la historia y en los acontecimientos cotidianos; los dioses se hicieron más presentes y más poderosos y con ellos la casta sacerdotal que, a lo largo del Imperio Nuevo, consiguió instaurar la teocracia tebana del dios Amón fusionado con el dios sol, Ra. Adquirieron auténtica importancia los templos consagrados a la divinidad que se convirtieron, igualmente, en centros de culto al faraón.
2. Templos funerarios
2.1 Templos de las pirámides
Del período protodinástico sólo conocemos la existencia de un único ejemplo de edificio religioso en la necrópolis real de Abidos; estaba consagrado a una divinidad funeraria sin que podamos precisar si era o no un templo funerario. Se trata de una transposición en ladrillo de la primitiva cabaña del dios, construida con materiales perecederos.
La unión en un único complejo arquitectónico de la tumba del faraón con el templo funerario donde rendirle culto se produce por primera vez en el complejo de la pirámide escalonada del rey Zoser: el templo funerario surge unido a la tumba real, al norte de la pirámide, con la función primordial de dar acceso a la cámara mortuoria y demás subterráneos situados bajo la pirámide; era un lugar de culto pero no estrictamente el lugar donde se daba culto al faraón deificado.
Con la construcción de las diferentes pirámides erigidas por Esnefru se determina la tipología básica del conjunto de las pirámides, con un Templo del Valle unido por una calzada al Templo Funerario y éste a la pirámide. Esta estructura y las funciones de cada elemento se mantienen a lo largo del Imperio Antiguo y del Imperio Medio. Estrictamente entendidos como elementos que conforman los monumentos funerarios existen dos tipos de templos:
- los Templos del Valle o Inferiores, en los que se encontraba el embarcadero, servían para recibir al cortejo y eran el lugar donde se realizaban las primeras ceremonias fúnebres. Además eran estructuras necesarias durante el tiempo de la construcción de la pirámide: a su embarcadero llegaba en barcazas la piedra caliza y el granito. Esta estructura, funcional en su origen, cuando la pirámide se terminaba adquiría la forma de templo y una función ritual.
- los Templos de la Pirámide o Funerarios propiamente dichos: estaban destinados al culto permanente del faraón deificado y a santuario de ofrendas.
La articulación de los distintos elementos de los complejos funerarios a partir de este momento, responde a un cambio en la concepción religiosa; la exaltación de la naturaleza divina del faraón determina el desarrollo de un severo ritual concentrado en mostrar la transformación que se opera en el rey difunto de un ser todavía terrenal y temporal a convertirse en un dios viviente, en una deidad eterna a la que hay que rendir culto.
Los templos funerarios de Meidum y Dahshur son rigurosamente simples, se reducen a pequeñas capillas que dan acceso a un patio abierto en el que se yerguen dos estelas funerarias rematadas de forma redondeada y sin inscripciones.
El templo del Valle de la pirámide de Meidum estaba compuesto por un patio abierto de pequeñas proporciones, en medio del cual se levantaba un altar y en su frente una pequeña habitación oscura.
El de la pirámide de Dahshur está algo más desarrollado; no se encuentra al borde de la tierra fértil, sino que se alza sobre una depresión arenosa en el desierto, por lo que no tiene embarcadero. Está orientado al sur, presenta un patio abierto, en la parte posterior del mismo dos filas de grandes pilares cuadrados y en los intercolumnios adosados a la pared nichos para las estatuas del faraón.
La vinculación entre arquitectura y rito llega a su máxima expresión en el complejo de Gizeh durante la IV dinastía. El dogma sobre la naturaleza divina del soberano, los ritos funerarios donde se manifiesta la transformación y los complejos arquitectónicos de las pirámides con sus templos funerarios donde se va a rendir culto al dios, quedan perfectamente establecidos.
El templo funerario de la pirámide de Keops se encuentra totalmente destruido. De planta rectangular, se dividía en un patio abierto con pórtico cerrado circundándole, pavimentado con losas de basalto y cerrado con muros de piedra caliza; los pilares, de planta cuadrada, eran de granito. En la parte posterior, el pórtico se hacía más profundo y daba paso a una estancia que se ha supuesto era la sala de las estatuas donde se encontraban los nichos para albergarlas.
En el complejo funerario de Kefrén destaca por su monumentalidad el templo de Valle, el único conservado en todo su esplendor. Es de planta cuadrada con muros exteriores lisos, ciegos e inclinados, revestidos con bloques de granito. Al sur se abrían dos puertas, simbolizando la del Alto y la del Bajo Egipto; a través de un pasillo con forma de ángulo recto o acodado se llegaba desde ambas a un vestíbulo alargado, y siguiendo éste, a una sala hipóstila con forma de T invertida. Este tipo de sala pasó a formar parte de los templos funerarios, aunque únicamente en este caso se encuentra en el templo del Valle.
El templo funerario de Kefrén, presenta muros inclinados y ciegos. Está divido en dos zonas: el antetemplo, zona pública, y el santuario, zona privada, a la que sólo accedían altos sacerdotes y miembros de la casa real. Todo el antetemplo forma un bloque y repite la disposición de estancias del templo del valle, con la sala hipóstila en forma de T invertida que da paso a una sala transversal también hipóstila. Desde ella y a través de un pequeño pasillo se da paso al santuario, que se inicia con un patio abierto circundado por un pórtico. En la parte posterior del patio se abrían cinco capillas consecutivas.
La construcción era maciza y no tenía vanos de iluminación, sólo leves hendiduras en el techo dejaban filtrarse rayos de sol. Estos primeros ejemplos de arquitectura monumental no presenta apenas decoración; es una arquitectura sobria en la que su magnífica apariencia se consigue jugando con la construcción, la combinación de materiales, el color de los mismos y la luz.
FIGURA 19. Templo del Valle y templo funerario de la pirámide de Kefrén.
El templo funerario de la pirámide de Micerinos presenta una distribución más simple: un patio porticado como el de Keops daba paso a una estancia-nicho donde estaba colocada la colosal estatua sedente del faraón que hoy se conserva en el museo de Bostón. Tanto el templo funerario como el del Valle no estaban terminados a la muerte del soberano, por lo que fueron terminados por su sucesor utilizando el adobe.
Con la V dinastía el culto al sol se convierte en la religión de la corte, lo que determina una serie de cambios en los templos funerarios de las pirámides y una modificación en los rituales y en la concepción religiosa de la vida del más allá y de la figura del faraón. La arquitectura se convierte en el mejor instrumento donde se manifiestan todos estos cambios y toda la tensión espiritual del momento. También pone de manifiesto la tensión entre la poderosa casta sacerdotal que continuamente lucha por conseguir cotas de poder más amplias y la debilidad o la fuerza de la monarquía.
Los faraones seguirán enterrándose en pirámides, que reducen su tamaño en favor de una mayor complejidad en las cámaras mortuorias, y un crecimiento en la magnitud de los templos funerarios que igualmente se hacen más complejos, llegando incluso a disputar el protagonismo a la propia pirámide. Mantienen la distribución en dos partes, el antetemplo y el santuario, quedando una parte del primero fuera del amurallamiento de la pirámide y otra dentro del mismo.
El templo funerario de la pirámide de Userkaf, se situaba al sur de la pirámide para que la sombra de la pirámide nunca se proyectara sobre el patio donde se celebraban los ritos. En planta sigue el esquema del templo de Keops, esquema que se repetirá en el resto de los templos funerarios con mayor o menor complejidad.
En el templo funerario de la pirámide de Sahura aumenta la complejidad, pero se presenta como el modelo que se seguirá en el resto de los templos. Las entradas desde el corredor de la calzada se abrían a un salón profundo con forma transversal que desembocaba directamente en el patio porticado, encontrándose ambos en la parte exterior del amurallamiento de la pirámide. Desde el patio se accedía a la sala de las estatuas y desde ésta al santuario, partes que junto a la pequeña pirámide ritual se encontraban en el interior del amurallamiento. En este templo además se introdujo una larga sala destinada a las ofrendas: se accedía a ella desde un pequeño salón conectado con la sala de las estatuas, y se extendía hasta la base de la pirámide, muro en el que se situaba una falsa puerta con estela.
Los templos funerarios construidos durante la VI dinastía siguen la planta de los desarrollados en la V dinastía, aunque vuelven a formas macizas y a la utilización del pilar en lugar de columna como en la IV dinastía. Los templos más significativos son los de Pepi I y Mermera, así como el de Teti que sigue el plano del de Unas como también, posteriormente, lo seguirá el de Pepi II.
Con el hundimiento del Imperio Antiguo y la división del país en pequeños reinos feudales se abandonan las grandes construcciones reales, que sólo se reanudan al inicio del Imperio Medio durante el reinado de Mentuhotep II. A él se debe la construcción monumental de una nueva tumba real, que ya no va a ser una pirámide sino un templo funerario donde se albergaba el enterramiento.
El templo ya no es una construcción masiva y maciza como las pirámides o una construcción lineal y cerrada al exterior como sus templos, sino que es un edificio abierto al exterior mediante pórticos columnados y sus espacios se distribuyen en terrazas ascendentes.
La disposición del templo era rígidamente axial, desde el límite de tierra fértil donde se construye un templo del valle y una calzada ascendente, hasta el templo funerario y la cámara funeraria que se adentra profundamente en el macizo montañoso. Desde la calzada se entraba en un amplio patio cerrado que desde una rampa, flanqueada por pórticos, permitía el acceso al templo propiamente dicho, situado sobre una terraza cortada en la roca y circundada también por pórticos. En el centro se alzaba un elemento que a veces se identifica con una pirámide y otras con una montaña primigenia. Esta arquitectura, abierta al exterior mediante pórticos, aterrazada y siguiendo una ordenación simétrica sobre un eje lineal, seguía la tradición de las tumbas de los príncipes tebanos construidas durante el primer Período Intermedio.
Sin embargo, con los reyes de la XII dinastía, que fijan nuevamente la capital en Menfis, se vuelve a la construcción de pirámides para enterramiento real, recuperando toda la tradición arquitectónica del Imperio Antiguo, aunque se buscan sistemas constructivos más económicos y por tanto se utilizan materiales menos duraderos. Este hecho ha determinado que apenas queden restos de los templos del valle y los templos funerarios de estas pirámides; ellas mismas están sumamente deterioradas; solamente el templo funerario de la pirámide de Sesostris I se puede reconstruir en parte.
El templo funerario más importante de este período fue el de la pirámide de Amenemhat III en Hawara. Es conocido por las referencias que hace a él Herodoto, por la complejidad de su planta los griegos le conocieron como el laberinto. Hoy quedan escasos restos y las reconstrucciones que se pueden realizar son muy dudosas.
Con el Imperio Nuevo, surge una novedosa forma de enterramiento real, el hipogeo; los templos funerarios quedan totalmente desvinculados de las tumbas y se convierten en una tipología independiente ampliamente desarrollada.
2.2 Templos funerarios independientes
En el Imperio Nuevo se produce la separación entre tumba real y templo funerario, que se constituyen como tipologías independientes. Por razones de seguridad contra los salteadores de tumbas y por cambios en el rito funerario, las tumbas reales se construyeron en el apartado Valle de los Reyes, con formas hipogeas.
Pero no se trata sólo de templos funerarios destinados al culto del faraón muerto y deificado, sino que compaginan el culto al faraón con el culto a los dioses. A comienzos de Imperio Nuevo, Amón-Ra es elevado a dios del imperio con un predominio sobre el resto de los dioses, y absolutamente ligado a la persona del faraón; esta asociación se puso ampliamente de manifiesto en las nuevas instalaciones funerarias pues no sólo estaban destinadas al culto del soberano, sino que igualmente constituían centros sagrados de culto a Amón-Ra. Esta unión se produce de la misma forma en los templos dedicados a la divinidad, donde se profesa también culto al faraón.
Tutmosis I fue el primero en enterrarse en el Valle de los Reyes y en construir un templo funerario alejado de su tumba.
Sin embargo, el más importante templo funerario fue el erigido por la reina Hatshepsut al lado del templo levantado por Mentuhotep y siguiendo el mismo tipo de arquitectura porticada y en terrazas. Su arquitectura sintetiza toda la evolución que habían sufrido las tumbas rupestres a lo largo de casi mil años.
En este templo se conserva todavía la secuencia tripartita de templo del valle, calzada ascendente y templo funerario en el que la capilla fúnebre se encuentra en el interior de la roca. Esta secuencia desaparecerá en los siguientes templos funerarios. Llama la atención por la simetría de las proporciones y por su gran integración en el medio físico. En detalle:
- En el valle nacía una avenida flanqueada por esfinges que conducía a la entrada del patio (gran espacio abierto), que constituía el primer nivel. - De su centro nacía una rampa que conducía al 2º nivel y que dividía en dos partes un pórtico de pilares; este nuevo nivel era de planta cuadrada y conducía a dos grandes sales con importantes relieves. - En el tercer nivel se colocó el edificio de culto a la reina: sala hipóstila, sala de las estatuas, el santuario y la capilla funeraria. La mayoría de estas estancias quedan excavadas en la roca. |
Tras la muerte de la reina, Tutmosis III, su sucesor, mandó destruir todas las esculturas de la reina y parte de las obras realizadas por ella. Este templo se abandonó completamente.
Sus sucesores erigieron templos funerarios en la orilla del desierto con una estructura muy parecida, y a pesar de su carácter funerario no se diferenciaban de los templos dedicados a la divinidad. En primer lugar se encuentran los pilonos, que flanquean la puerta de acceso, dando paso a un patio porticado, y éste a una sala hipóstila, concebida como un lugar de tránsito hacia lo sagrado; finalmente se encontraba el santuario, el lugar más pequeño y más oculto.
El templo funerario más importante después del de la reina Hatshepsut, es el erigido por Amenofis III. A la entrada del recinto y frente a los pilonos se encontraban dos enormes estatuas sedentes del faraón, hoy conocidas como los colosos de Memnón, que daban paso a tres antepatios cada uno con sus pilonos de ladrillo; tras ellos se abría el gran patio de ceremonias rodeado por una columnata triple de columnas papiriformes. Siguiendo la secuencia se encontraba la sala hipóstila, muy mal conservada, y las dependencias del santuario, prácticamente desaparecidas, sin que se pueda determinar si la obra llegó a terminarse.
Seti I inauguró la construcción de los templos denominados "casa de millones de años". Eran tanto lugar del culto funerario del faraón como lugar de descanso de la procesión de Amón-Ra cuando salía del gran templo de Karnak con motivo de la Fiesta del Valle. El templo de Seti, modelo para el resto, presenta un aspecto de fortaleza debido a que todo el conjunto se encuentra rodeado por una magnífica muralla con torreones, en la que se abren dos entradas. Introduce la novedad de un pórtico de columnas papiriformes adosado a la fachada principal y la existencia una serie de almacenes para las ofrendas situados en el recinto.
El templo funerario de Ramsés II, conocido como Rameseum, sigue la misma estructura. El primer pilono da entrada a un antepatio en cuyo centro se encontraba la estatua colosal del monarca. El segundo patio se encontraba circundado por un pórtico de columnas osiriacas. Tras el patio se abría la sala hipóstila de planta basilical con columnas fasciculadas papiriformes; el sancta sanctorum está destruido por completo
El templo funerario de Ramsés III, al igual que el de Seti I, se encuentra rodeado por una muralla con torreones. La puerta de entrada está flanqueada por dos torreones; sobre ella se han elevado varios pisos y amplias alas laterales construidas en ladrillo formando un pequeño palacio real; nunca fue utilizado como residencia real, solamente en los actos ceremoniales y cuando el rey moría era habitado por él en forma de estatua.
El templo está formado por un primer pilono de ladrillo que se abre a varios patios sucesivos. El patio de ceremonias se cierra por el norte con una hilera de pilares con estatuas del rey en ropaje ceremonial y frente a él un pórtico de columnas. Un pórtico elevado con pilares osiriacos polícromos, permite el acceso a la sala hipóstila desde un patio secundario. A ambos lados de la sala se abren capillas destinadas a los antepasados del rey, a las divinidades que acompañan a Amón en la procesión y para la barca real. La falta de iluminación, propia de los templos egipcios pero agudizada en este templo, produce una sensación de opresión y oscuridad místicas. Una serie de apretadas y estrechas salas conducen al interior del santuario, en el eje central del templo y a los almacenes en los laterales.
El recinto constaba también de una amplia zona de viviendas para sacerdotes, almacenes y cuarteles que junto al palacio-templo y la muralla, permitieron que en los años de inseguridad posteriores al período ramésida se convirtiera en una auténtica ciudad residencia de los reyes-sacerdotes.
3. Templos a la divinidad
Son escasos los restos y la información que se tiene sobre los templos destinados a la divinidad durante el período Protodinástico y el Imperio Antiguo. Por las representaciones que se conservan, en relieves o pinturas, se sabe que estaban hechos con materiales ligeros como barro y cañas y en el mejor de los casos por adobe, lo que ha determinado que apenas se hayan conservado restos de los mismos. Existe una serie importante de excepciones.
La primera es el templo de Qasr el-Saga, al norte del Fayum, templo construido en bloques de piedra (posiblemente de la IV dinastía). Su planta es relativamente similar a la de los templos de las pirámides, aunque en éste existen siete capillas destinadas a cada una de las divinidades a las que está consagrado el templo.
Construidos también en piedra son la serie de Templos Solares, consagrados a Ra, el dios solar de Heliópolis, levantados por los seis primeros reyes de la V dinastía. El mejor conservado es el mandado construir por Niuserre en Abu Gurob. Concebido para estar al aire libre puesto que se rinde culto a un dios transparente y no uno mistérico. El monumento, amurallado y al que se accedía por una rampa desde el pórtico, se levantaba sobre una gran terraza y alrededor de un obelisco que simboliza el rayo petrificado de Ra (56 metros de altura), coronado por un remate dorado llamado piramidón para que reflejase los rayos del sol; la zona central quedaba completamente abierta con un altar en el centro para realizar las liturgias; de este modo el sacerdote quedaba perfectamente visible a todos los fieles reunidos.
Otrtos escasos restos de este período es el templo de la esfinge que se alza al lado del templo del valle de Kefrén. Es una estructura maciza y cerrada al exterior de planta regular y muros inclinados. Presenta dos entradas acodadas como las del templo de Kefrén, que dan paso a un gran patio porticado.
Imperio Medio. Pocos restos de templos han conservado la estructura significativa del Imperio Medio, a pesar de la gran labor constructiva de los faraones de las dos Dinastías. Estos trabajos documentan el intento de sustitución de la primitiva arquitectura de barro y materiales perecederos por la construcción en piedra.
Sesostris I mandó erigir templos en casi todos los centros de culto del país. El más importante fue la reconstrucción que mandó hacer del templo de Heliópolis, templo que hoy conocemos por el dibujo de su planta conservado en una tablilla lítica. Se estructuraba en tres patios consecutivos accesible por una puerta flanqueada por pilonos. Esta misma disposición es la que muestra el igualmente reconstruido templo de Amón en Karnak. Los pilonos aparecen aquí por primera vez como una de las partes fundamentales de los templos.
Igualmente, Sesostris I ordenó levantar la denominada la "Capilla Blanca" en Karnak. Está hecha en bloques de piedra caliza blanca muy fina, y formada por un zócalo cuadrangular elevado al que se accede por dos escalinatas situadas en costados opuestos, sobre el que se alzan dieciséis pilastras que sostienen los arquitrabes y el tejado en forma de terraza. Toda la capilla está decorada con delicados jeroglíficos polícromos perfectos. |
La arquitectura de templos del Imperio Medio fue mucho más importante que los restos conservados y muestra una serie de nuevas formas que serán decisivas para la importante arquitectura del Imperio Nuevo.
Imperio Nuevo. Amón, fundido con el dios-sol Ra, se convirtió en el dios tutelar del imperio en perfecta alianza con la monarquía y con la figura divinizada del faraón. Este cambio trajo consigo una diferente valoración de los templos como lugares de culto a los dioses: hasta entonces, los más importantes templos habían sido los templos funerarios; a partir de este momento los templos dedicados a la divinidad, en concreto al dios Amón-Ra, adquieren una importancia inusitada. Desde comienzos de la XVIII dinastía se iniciaron grandes obras de construcción de templos con el fin de crear edificios grandiosos que pusieran de testimonio el nuevo sistema teológico y que transformaran el territorio urbano en la ciudad de Amón, donde igualmente se da culto al faraón.
La estructura básica de un templo es tripartita y consta de estancias sucesivas que siguen un eje lineal, con organización simétrica a ambos lados del eje. El lado sur de dicho eje representa al Alto Egipto, mientras que el norte se refiere al Bajo Egipto. La orientación del templo se determina con respecto al curso del Nilo en el punto más próximo del mismo al templo. El modelo canónico de templo egipcio en el Imperio Nuevo va a ser:
- Todo templo era precedido por una avenida de esfinges llamado "camino de Dios"; normalmente lucían la cabeza del animal sagrado del dios propietario del templo. En muchos casos, la avenida partía de las orillas del Nilo donde se había construido un muelle donde podían detenerse las embarcaciones que transportaban en procesión la estatua del dios.
- Esta avenida conduce al pilono, elemento más característico de estos templos, en el cual se abre la puerta flanqueada por 2 obeliscos. Ante el pilono se erigen las estatuas colosales del rey que erigió el templo, por parejas simétricas.
**Pilono: cada una de las obras macizas troncopiramidales que forman la entrada del templo egipcio. Son dos, uno a cada lado de la entrada y suelen estar decorados y con las paredes en talud. En el interior del macizo, tenían un pasadizo que a través de una sucesión de escaleras conducía a la cubierta plana.
FIGURA 24. Templo de Horus en Edfú.
- A ambos lados de la puerta se alzan 2 torres; la puerta da a un patio, porticado por los costados laterales y por el fondo. Este da a una sala hipóstila cuyo suelo está a un nivel superior que el patio.
**Sala hipóstila: de techumbre sostenida por numerosas columnas; se caracterizan por conformar verdaderos bosques de columnas, agrupadas densamente y dejando espacios mínimos entre ellas y la pared. Poseen una tenue iluminación que proviene del techo en el que se abren ranuras estrechas, lo que determina una semioscuridad en consonancia con la función de la sala.
- Las columnas que sostienen el techo son papiriformes; las de la nave central, más altas que las laterales, tienen los capiteles abiertos para permitir la entrada de algo de luz. La sala hipóstila solía estar completada de algunas salas, como el santuario de la barca.
- Al patio porticado tenía acceso todo el pueblo mientras que a la sala hipóstila solo algunos altos personajes.
- El templo cerrado. Sólo accesible a personal ligado al culto; estaba formado por la capilla del Dios, donde estaba su pequeña estatua dentro de un naos, y además tenían sacristías, capillas de otros dioses, cámara del tesoro, etc.
- Los templos además se construyeron dentro de recintos amurallados donde existían otra serie de edificios secundarios: residencias para los sacerdotes encargados del culto, lugares de administración, almacenes, talleres, establos, el lago sagrado (origen de la isla desde donde el dios había iniciado la creación), etc. En realidad se constituyen como auténticas ciudades donde habita la casta sacerdotal, poseyendo una riqueza propia, en tierras y ganado, que les permite ser autosuficientes.
- La mayoría de los templos harán modificaciones a esta planta canónica, pero todos conservarán 3 partes: el patio porticado, la sala hipóstila, y la capilla del dios.
FIGURA 23. Planta y alzado del Templo de Medinet Habu.
El templo se complementaba con un importante programa de estatuas (de los dioses y del faraón), parte fundamental del templo cuya arquitectura estaba adaptada a su existencia. Igualmente se completaba con un programa decorativo de relieves y pinturas: en los pilonos, normalmente en relieve, se representaban las batallas y conquistas del monarca y en el interior había decoración referida al mundo terrestre y a los ciclos de la fecundidad; en los techos se representaba la cúpula celeste.
El centro religioso más importante del Imperio Nuevo fue Tebas, que se consideraba el lugar de Amón, su residencia sagrada. Los principales centros de culto de Tebas eran cuatro: Karnak y Luxor en la orilla oriental del Nilo y Deir el-Bahari y Medinet Habu en la orilla occidental.
3.1 El templo de Karnak
Fue el centro religioso de Egipto que más ampliaciones sufrió: a lo largo de todo el Imperio Nuevo los faraones consideraron una obligación ampliar y enriquecer este templo, hasta tal punto que se convirtió en una gigantesca ciudad-templo. Karnak además no sólo era un lugar de culto a Amón, sino el centro de administración de las posesiones de este dios, entre las que se encontraban los templos funerarios reales de la margen occidental del Nilo y el templo de Luxor, el segundo en importancia de todo Egipto. El enorme poder económico de Karnak permitió a sus sacerdotes influir muy directamente en la política del faraón, hecho que fue aumentando la alianza entre monarquía y clase sacerdotal.
FIGURA 25. Planta general del templo de Karnak.
La primera estructura de este templo fue construida en la XII dinastía, durante el Imperio Medio y de ella se conservan escasos restos. El templo desarrollaba la misma estructura que el templo de Heliópolis reformado por Sesostris I. Desde la entrada, que ya estaba flanqueada por pilonos y obeliscos, se daba paso a una serie de tres patios consecutivos, algunos porticados, hasta llegar al santuario de Amón. Fue restaurado por Amenofis I, que instaló en él su capilla de alabastro o santuario de la barca.
Partiendo de esta estructura básica, el gran templo de Karnak fue creciendo sobre dos ejes, uno con dirección este-oeste siguiendo la orientación del templo primitivo, y otro que se prolongó desde las estructuras primitivas hacia el sur. Tanto en una dirección como en otra las ampliaciones consistieron básicamente en erigir nuevos pilonos con nuevas puertas.
Imperio Nuevo. Tutmosis I amplió notablemente el espacio del templo primitivo; siguiendo el eje oeste mandó construir dos pilonos (el IV y V), con entradas monumentales y obeliscos, y en el espacio existente entre ambos, una sala de columnas papiriformes y colosales estatuas del faraón. Su hijo Tutmosis II agregó un tercer pilono, conformando un nuevo patio donde erigió obeliscos. Esta ampliación fue totalmente alterada con la reforma emprendida por Amenofís III.
La reina Hatshepsut, mandó construir un santuario de cuarcita roja, la denominada Capilla Roja, destinada a la barca de Amón; a la Capilla roja acompañaron un gran complejo de salas de ofrendas y cámaras para las imágenes de culto. Igualmente esta reina fue la que inició la construcción del eje norte.
Tutmosis III mandó levantar el pilono VI, el más oriental de todo el conjunto, y entre él y la Capilla Roja, edificó la denominada sala de los anales destinada a guardar la relación de sus grandes campañas. Igualmente mandó erigir, tras los restos del templo del Imperio Medio, un gran templo ceremonial o Akhmenu. La edificación estaba dispuesta transversalmente con respecto al eje del templo principal, con orientación norte-sur, y estaba formada por una única gran sala hipóstila, cubierta con bóveda, en cuyo centro se alzaban dos filas de diez columnas cada una, y rodeada en sus tres lados por cámaras pequeñas y grandes utilizadas de almacenes..
Amenofis III mandó reformar todo el núcleo central del santuario y erigir un nuevo pilono, el numerado como III, que conformó una nueva fachada. Es de dimensiones gigantescas, anunciando lo que será la época ramésida.
Al tiempo que se iba ampliando este eje este-oeste, se fue creando el eje norte-sur, que partía casi en ángulo recto del pilono IV de Tutmosis I. Desde el imperio Medio en esta área existía un camino sagrado que se dirigía a Luxor, camino que fue transformado en una serie de patios consecutivos que avanzaban en esa dirección. Hatshepsut mandó construir el pilono VIII de Karnak, conformando un primer patio de dimensiones grandiosas; delante del pilono colocó esculturas de sus antepasados en un intento de justificar su ascensión al trono, y bordeó el camino sagrado por una avenida de esfinges.
Tutmosis III mandó construir en este eje un pilono en medio del patio de Hatshepsut, el pilono VII. Por su parte, Amenofis III mandó levantar otro pilono de grandes dimensiones, el pilono X, que se convirtió en la fachada definitiva de este eje y que amplió la longitud del mismo al doble. Horemheb fue quien edificó el último pilono de este eje, el pilono IX. Con ello la estructura definitiva fue de cuatro pilonos consecutivos que conformaban cuatro patios ceremoniales; en ellos se hallaban incontables estatuas de faraones, dioses y de funcionarios y sacerdotes elegidos, que podían participar mediante su imagen permanentemente en las celebraciones del culto.
Tras el período de Amarna, los nuevos faraones de la XIX dinastía, al regresar a la ortodoxia de Amón, se dedicaron a restaurar e incluso erigir nueva mente sus abandonados o arruinados templos.
La gran sala hipóstila de Karnak fue iniciada por Ramsés I, continuada por Seti I y terminada por Ramsés II. La sala arranca del gran pilono de Amenofis III y se cierra con el pilono II erigido por Ramsés II; presenta estructura basilical, con una nave central en la que se sitúa una doble columnata, flanqueando el eje lineal del templo, de una entrada a otra, compuesta por seis columnas a cada lado de proporciones gigantescas. En las naves laterales se alzan siete hileras de columnas, de grandes proporciones, de capitel de capullo de papiro cerrado, que forman un auténtico bosque de columnas, sin apenas espacio entre ellas.
Están asentadas en grandes basas redondas y rematadas en ábacos cuadrados que recogen el peso de la viguería de la cubierta. En la diferencia de alturas de las naves se abren ranuras en los muros que sirven como huecos de iluminación. Las columnas están decoradas con relieves rehundidos y bajorrelieves, realizados en su mayor parte en la época de Ramsés II.
Una avenida flanqueada por esfinges conducía desde el embarcadero en el Nilo hasta la entrada a la sala hipóstila; al norte de esta vía, Seti II mandó erigir un santuario estación, iniciativa que siguió Ramsés III que construyó su propio santuario al sur de la vía, un auténtico templo con pilono, patio porticado, sala hipóstila y santuario. Todos estos edificios quedaron englobados en el patio delantero al construirse el pilono I de Karnak.
Es el primer ejemplo de templo que nos encontramos que haya sido planificado y realizado prácticamente en una única etapa. El pacífico reinado de Amenofis III permitió que la mayor parte del templo fuera completado siguiendo el mismo proyecto. Con él se establece de forma definitiva la estructura de los grandes templos del Imperio Nuevo.
La progresión de diferentes dependencias consecutivas sobre un eje lineal, aquí se acentúa: desde el pilono de entrada y el patio porticado, se abren la sala hipóstila y diferentes dependencias, sala del altar de ofrendas, santuario de la barca, cámaras con imágenes de culto, etc. que disminuyen de tamaño hasta el santuario. Amenofis III añadió además, entre el patio porticado y el pilono de entrada, un gran vestíbulo transversal o camino procesional, con siete enormes columnas papiriformes a cada lado del eje lineal del templo.
Posteriormente el templo sufrió una ampliación realizada por Ramsés II, al añadir un nuevo pilono de entrada delante del cual mandó colocar seis estatuas colosales y dos obeliscos; en el espacio existente entre los pilonos conformó un patio columnado. El eje longitudinal de este patio se quiebra con respecto al eje del templo anterior, desviándose hacia el este en dirección al gran templo de Karnak.
FIGURAS 26 y 27. Plano y pilono y avenida de las esfinges del templo de Luxor.
3.3 Templos del período de Amarna
Durante el reinado de Amenofis IV, luego Akhenatón, se produjo un cisma en la religión egipcia, abandonándose el culto a Amón y al resto de los dioses y proclamándose un dios único, Atón. La nueva ortodoxia determinó el abandono e incluso la demolición de muchos de los templos erigidos hasta ese momento, entre otros el gran templo de Amón en Karnak. En su lugar fue edificado un templo a Atón, del que quedan escasos restos, ya que tras el reinado de Akhenatón, fue abandonado y en parte demolido. En él se rompe la clásica estructura de templo: en lugar de ir avanzando hacia espacios cerrados y en semioscuridad, el templo de Atón es un edificio compuesto por una sucesión de patios abiertos y fuertemente iluminados con altares en el centro y pórticos de pilares delante de los cuales se situaban estatuas del rey.
Akhenatón decide abandonar Karnak y fundar una nueva capital, Tell el-Amarna; en el centro de la cual edificó un gigantesco recinto denominado Per-Item (casa de Atón), donde se situaron diversos templos, todos dedicados al dios Atón. Recogen la tradición del templo menfítico de Heliópolis, y se caracterizan por una sucesión de patios abiertos con altares de ofrendas.
El gran templo de Atón estaba formado por un pilono que daba paso a una sala hipóstila, no muy grande, abierta en la nave central; de ella se accedía a dos grandes patios descubiertos compuestos por 224 altares de ofrendas cada uno, y desde allí, sucesivamente, a otras dependencias más reducidas, sala hipóstila y pequeños patios todos ellos abigarrados de altares de ofrendas y capillas abiertas..
FIGURA 28. Reconstrucción del templo de Atón en Amarna.
3.4 Templos tras el período de Amarna
Tras el período de Amarna la época ramésida se caracterizó por su gran actividad constructiva, tanto en la reconstrucción de los templos abandonados como en la edificación de nuevos edificios. En ellos, con alguna variación propia, se sigue el esquema básico del templo de Luxor. Destacan por presentar una estructura peculiar los templos rupestres, fundamentalmente los mandados construir en Abu Simbel por Ramsés II, donde este tipo de arquitectura alcanza su punto culminante.
A lo largo de todo el Imperio Nuevo se había ido estableciendo la costumbre, en principio esporádica, de construir templos rupestres en las orillas del Nilo, de los que se conservan importantes restos. En ellos se sigue la estructura de un eje lineal en el que se van abriendo estancias sucesivas en sentido longitudinal al eje. Fachada templo Ramses II en Abu Simbel - |
El templo mayor, dedicado al propio Ramsés II, parte de una fachada labrada en la roca de la montaña con forma de pilono; en ella se sitúan cuatro estatuas sedentes del faraón, dos a cada lado de la puerta, de tamaño colosal, más de 20 m de altura. La primera estancia del templo es una nave longitudinal, amplia y alta, con cuatro pilares-estatua con la figura del faraón en cada lado de la nave; nave que se va estrechando hacia el oeste, donde se encuentra la segunda sala con pilares y va reduciéndose en altura hasta que, al llegar al santuario, se reduce a una simple cueva, en la que aparece una estatua de Ramsés sedente unido a las tres deidades principales del reino.
El templo menor, situado más al norte, está consagrado a la reina Nefertari, esposa de Ramsés. A ambos lados de la fachada labrada en la roca, presenta igualmente una serie de estatuas colosales, aunque de menor tamaño que las anteriores, alternando imágenes del rey y de la reina; las estatuas del rey están flanqueadas por pequeñas estatuas de los príncipes y las de la reina por estatuas de las princesas.
A lo largo de toda la Baja Época, entre las dinastías XXI y XXX, apenas quedan restos de la arquitectura religiosa de este momento. Los reyes mantuvieron la obligación de conservar y reparar los templos y en todos los mayores se encuentran vestigios de esta actividad, aunque en ningún momento actuaron sobre las estructuras que habían quedado fijadas en el Imperio Nuevo. Los templos de nueva planta debieron seguir estrictamente la tipología fijada en el Imperio Nuevo, ya que esta estructura se mantiene con pocas variaciones en la época ptolemaica.
La dominación de monarcas extranjeros en Egipto no supuso un abandono de la religión y las creencias ancestrales; los templos mantuvieron su actividad de culto y consiguieron proteger sus posesiones y riquezas, mientras que la casta sacerdotal preservó parte de su poder al conceder a los nuevos monarcas una legitimación basada en la religión. Del periodo ptolemaico son los tempos de Edfú, Dendera, Philae y Kom Ombo (con la novedad de 2 ejes paralelos), muy bien conservados.
Los de Edfú y el de Dendera, sirven de ejemplo paradigmático de lo que fue el templo egipcio en la época grecorromana. Los templos continúan estructurándose mediante estancias sucesivas que siguen un eje lineal, con una organización simétrica a ambos lados del eje, y con la tendencia ya iniciada en el Imperio Nuevo, de hacer del santuario el lugar más profundo, pequeño y oscuro.
Son característicos de esta época: los mammisis, templetes anexos al edificio principal y donde se celebraban las ceremonias de nacimiento divino, y el empleo de columnas con capiteles florales muy variados; y un nuevo capitel escultórico compuesto, formado por flores abiertas y el rostro de la diosa Hator (templo de Dedra).
Figura 29. Planta del templo de Dendera
ARQUITECTURA DOMÉSTICA.
1. Introducción
Muy poco ha sobrevivido de este tipo de arquitectura. El empleo del adobe y la madera para la edificación de esta arquitectura, determina la carencia de restos de la misma. La destrucción de las ciudades del valle del Ni o y la continua acumulación de lodos procedentes de la crecida periódica del no, son los factores que han acompañado a la escasa resistencia de los materiales empleados.
Sin embargo, esta falta de restos materiales no ha impedido que se conozca la forma de vida de los egipcios e incluso sus lugares de residencia ya que las costumbres diarias han quedado reflejadas con extraordinaria fidelidad en las pinturas de las paredes de las tumbas y en las pequeñas esculturas, realizando labores cotidianas que las acompañaron material con el que se pretendía recrear la vida para el muerto.
2. Palacios
La forma o concepción más antigua de palacio real es la tienda del período arcaico, y que como tal posiblemente sobreviviese en las utilizadas en la conmemoración de la fiesta de Heb-Sed. Esta estructura arcaica se reemplazó por edificios construidos con adobes de arcilla provistos de soportes y cubiertas de madera.
Los primeros restos que se conservan de una supuesta residencia real proceden de Hieracónpolis, en el período protodinástico, donde se han hallado restos de un templo y de una fortaleza, aunque tan escasos, que es difícil determinar si esto es así. El palacio estaba construido con madera y esteras y sus puertas estaban flanqueadas por dos torres salientes del mismo material. Se trataba de un gran patio ovalado rodeado de edificios de carácter representativo. Esta distribución y el estilo de los edificios son precedentes directos de los recintos ceremoniales del cementerio de Abidos, los denominados recintos del valle o fuertes.
Tras estos primeros indicios, por primera vez encontramos las estructuras de auténticos palacios en el Imperio Nuevo, en la XVIII dinastía. El palacio de Amenofis III en Malkata es un gran conjunto de edificaciones, entre las cuales se encuentra el palacio del rey. Todo el conjunto se componía de una serie de edificios de gran tamaño y formas irregulares; frente a ellos se abrían enormes patios o explanadas para desfiles. No existe ningún elemento organizador del espacio, la colocación de los edificios o de los patios no responde a un proyecto preconcebido. Anexo a la puerta occidental existía una zona residencial, donde se encontraba la casa del visir, viviendas de altos funcionarios, y edificios de administración, mientras que en la zona norte se situaba un pabellón de audiencias y más al norte un templo dedicado a Amón.
La estructura básica del palacio es una gran sala hipóstila en la que se encuentra el estrado del trono, a la que se accede a través de dos patios porticados; a un lado y otro de la sala se encuentran el resto de las instalaciones, que deben su estructura regular a una planificación previa. La construcción era de adobe, con columnas y vigas de techo de madera, aunque ricamente decorada con pintura, relieves y cerámica.
El palacio de Akhenatón en Amarna introduce la novedad de que las partes más nobles, salas de audiencias, etc. están construidas en. Al igual que el palacio de Amenofis, no se trataba de un único edificio palacial sino que era todo un conjunto compuesto por zonas de administración, viviendas de altos funcionarios, zonas de sirvientes y el palacio del rey. Aquí prima la simetría y regularidad.
Cuando al final de la XVIII dinastía la residencia real se trasladó a la zona oriental del Delta, en torno a los templos funerarios reales se construyeron pequeños palacios, que debieron albergar al soberano durante breves estancias y luego, tras su muerte, representado en forma de estatua. El mejor conservado es el de Ramsés III en Medinet Habu. Es fundamental la denominada ventana de apariciones, donde se asomaba el monarca, y las estancias de audiencia; nunca fue utilizado como residencia real ya que no disponía de zona de servicios; solamente en los actos ceremoniales y cuando el rey moría era habitado por él en forma de estatua.
Finalmente tenemos otros dos restos de palacios en Deir el Bailas, en el desierto occidental. Se han conservado sólo los cimientos, pero en ambos aparece una gran estructura elevada que se ha interpretado como una torre y, aunque no se han encontrado restos de amurallamiento, parece que se trataba de palacios fortificados. A ambos lados de la torre se abrían, en un nivel inferior, patios porticados; de éstos al piso superior se sitúa una escalinata de grandes dimensiones y altamente representativa. Este tipo de escalinata no es propia de la arquitectura egipcia por lo que se desconoce su significado.
3. Casas
Las casas estaban construidas con adobes de arcilla y con madera. Sobre los restos conservados se puede deducir cómo la casa rural presenta siempre un patio porticado cerrado anterior a la misma, mientras que la casa burguesa o principesca se sitúa en medio de un jardín y consta de dos partes, una para la vida nocturna y otra para la diurna. Salvo en los tipos más simples, las casas egipcias tenían uno o dos pisos sobre la planta baja y una terraza que servía de complemento a la actividad cotidiana.
Del Imperio Antiguo tenemos restos de viviendas en las denominadas ciudades de las pirámides que surgen junto a cada templo del Valle. Contenía los talleres funerarios, así como las viviendas de los sacerdotes encargados del culto y de la administración del cementerio y de sus servicios funerarios. Actualmente el poblado que mejor se conserva es el de la meseta de Gizeh, donde existen restos de once casas de sacerdotes en el lado oriental de la tumba de la reina Khentkaus, que proceden de finales de la IV dinastía. En este poblado se observa una uniformidad en las plantas de las viviendas que demuestra la existencia de una planificación en la construcción de estos poblados, dentro de todo el proyecto de construcción de la pirámide.
Del Imperio Medio se conservan restos de otro poblado que, igualmente, surge a la sombra de la construcción y administración de una pirámide: es el poblado de Kahum, un complejo urbano de planta unitaria donde vivían los obreros y los funcionarios empleados en las vecinas obras de la pirámide de Sesotris III. Era una ciudad planificada de planta ortogonal, rodeada de recias murallas y dividida en dos secciones de trazado regular y a su vez separadas por muros. En el lado septentrional de la muralla se encontraban los latifundios de la nobleza.
Las calles eran rectas y paralelas con manzanas de viviendas regulares, adosadas unas a otras y distribuidas dentro de los barrios según sus dimensiones y, por tanto, según el rango de su dueño. En el interior de cada propiedad se alzaban los edificios caracterizados por un complejo sistema de pasajes intercomunicados que llevaban a las habitaciones de las mujeres, a las de las siervas, a la cocina y a la despensa, agrupadas según su función alrededor de patios interiores.
El Imperio Nuevo es el que mejor representado está en arquitectura doméstica, por el número de yacimientos arqueológicos. De esta época es el poblado de obreros de Deir-el-Medina, poblado de obreros constructores de las tumbas del Valle de los Reyes. Es un recinto cercado, de planta cuadrada, ocupado totalmente por pequeñas casas dispuestas en varias hileras, separadas por estrechas calles; a excepción de la vivienda del capataz que se encontraba en la puerta, todas las casas son monótonamente iguales, secuencia de viviendas en serie: cada una tenía su cocina, sus dormitorios y su alacena; en la parte trasera cada casa tenía un patio, por pequeño que fuera, al igual que las casas egipcias en la actualidad.
Cada calle estaba compuesta por un tipo uniforme de casa; la vivienda de un obrero común contaba con tres estancias como mínimo, además del patio, y las otras casas, dependiendo del rango de los ocupantes, poseían cuatro, cinco o seis estancias, mientras que algunas de las casas más grandes eran de dos plantas. Éste es un verdadero precedente de las viviendas industrializadas concebidas maquinalmente.
Además de los ejemplos comentados, la vivienda egipcia se ha conservado de forma excepcional en la ciudad de Amarna, construida por el faraón Akhenatón, fuera de las zonas inundables del valle del Nilo. Esta ciudad planificada de una vez en toda su extensión, conserva restos de todas las tipologías de vivienda, desde el palacio del faraón y las grandes villas de la nobleza, hasta construcciones más populares, medianas, pequeñas o muy pequeñas.
Las grandes mansiones de la nobleza se encontraban dentro de la propia ciudad pero separadas de ella por un alto muro que las aislaba del exterior. Poseían un amplio terreno en el que se encontraban diversas construcciones: la casa propiamente dicha, establos, almacenes, talleres, viviendas de empleados, etc. Además, en el lado norte existía un jardín con estanque y capilla. La vivienda se estructuraba mediante una sucesión de salas hipóstilas y patios porticados, las zonas públicas de la casa, mientras que en la parte trasera se encontraban las habitaciones estrictamente privadas.
Aunque desde el período predinástico tuvieron que existir ciudades amuralladas y fortalezas defensivas, cuyos muros con reentrantes y torres fueron imitados en las mastabas con reentrantes de Saqqara, no han quedado vestigios de las mismas.
Del Imperio Medio se conservan restos de una serie de fuertes construidos en la región de la Segunda Catarata al sur de Wady Halfa, para proteger las comunicaciones de los enemigos del imperio y de los salteadores. En Semna, lugar que marcaba la frontera sur del imperio egipcio, se conservan los restos de dos fuertes uno a cada lado del río. Se conserva igualmente la fortaleza de Mirgissa en Sudán, levantada por Sesostris III: es una fortaleza de una sola torre con una muralla de grandes y consecutivos contrafuertes, que en dimensiones superiores recuerdan la idea de los reentrantes de las mastabas. Todos estos fuertes estaban construidos con ladrillos de adobe, se encontraban enclavados en un lugar elevado y rocoso que facilitaba su construcción y su defensa, poseían muros almenados y fosos defensivos, así como pequeñas aperturas para los arqueros
Mejor conservada se encuentra la fortaleza de Uronarti, situada en la isla del mismo nombre cerca de Semna, en una zona de terreno llano. En ella se conserva además uno de los grandes muros que protegían el fuerte, muros con una secuencia de contrafuertes, una serie de edificios administrativos en cada una de las entradas del fuerte y pequeñas viviendas para los soldados de la guarnición y sus familias.
De qué libros has sacado esa info? Está super interesante!
ResponderEliminarEs muy bonito la historia.
ResponderEliminarQuisiera saber que significa que la deida ponga su mano en el hombro
gracias, Omar
Tomas además de ser un grosero maleducado eres un inculto desagradecido.
ResponderEliminarmuy buen trabajo!
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