domingo, 26 de abril de 2009

EL MUSEO DE HISTORIA DE VALENCIA (MhV).

El Museo de Historia de Valencia (MhV) fue inaugurado en el 2.004, reutilizándose y adaptándose a una construcción que databa de 1.850, más en concreto, a un antiguo depósito de aguas construido por Ildefonso Cerda y Leodegario Marchessaux y sobre planos de Calixto Santa Cruz. Este museo ocupa una superficie de 2.600 m2, y representa uno de los edificios más notables de la arquitectura industrial valenciana del siglo XIX.
Bien conectado con el centro de la ciudad, y al inicio del jardín del Turia, que aglutina a lo largo de su curso la más alta concentración de museos y espacios culturales de la ciudad.
Es un edificio de planta única, rectangular y construida bajo el subsuelo. El exterior de este edificio quiere emular tanto su anterior uso como su antigüedad, incorporando ciertos elementos como, una arquería de ladrillos en la parte superior, piedra rustica en la fachada, acero corten para las puertas… todo esto decorado con una caída de agua continuada en la fachada principal.
Interiormente son los materiales más básicos como la piedra, el ladrillo y la madera los que dominan tanto en las salas expositivas como las demás anexas. Su única planta, de grandes dimensiones, está dividida ortogonalmente por espacios rectangulares mediante machones de ladrillo que soportan arcos escarzados del mismo material.
La circulación es laberíntica, pues inmediatamente después del vestíbulo te puedes dirigir, sin ningún tipo de obstáculo a cualquier sala; uno puede elegir el recorrido cronológico, inclinarse por un periodo en concreto o bien utilizar las demás salas anexas.
Es un museo de tipo cerrado o ciego, en donde su arquitectura es opaca, para facilitar que el visitante se sumerja lo máximo posible en el contenido de la exposición. Todo ésto ayudado por su estructura, decoración y una iluminación artificial tenue, que nos evoca a un lugar antiguo y misterioso.
Dispone de salas de exposición permanente, sala de exhibiciones temporales y una sala de usos múltiples, completamente configurable, donde celebrar charlas, talleres, mesas redondas, presentaciones o reuniones de trabajo.
El museo no centra la atención del visitante en las obras de arte, que más bien parecen tener un papel secundario – a pesar del valor de muchas de ellas- sino que son empleadas como ejemplo de lo que se comunica mediante texto y voz. Las exposiciones de materiales se hacen acompañar por paneles y audiovisuales que contextualizan lo mostrado.
A lo largo de sus salas podemos contemplar objetos arqueológicos, tesoros numismáticos, obras artísticas, documentos de archivo, carteles, libros y revistas, vestidos, juguetes, e incluso instrumentos científicos. Estos fondos museísticos, junto con la aplicación de las nuevas tecnologías, nos ayudan a comprender los veintidós siglos de historia de la ciudad, en los ocho periodos en que está dividida la exposición permanente: Valentia, Balansiya, Valencia en la edad media, De las Germanias a la Nueva Planta, La Valencia Borbónica, La ciudad del vapor, La modernidad truncada y La Valencia vivida.
Los audiovisuales, no son los habituales documentales sino que representan situaciones costumbristas de las distintas etapas históricas. Se huye de la habitual preponderancia de los hitos políticos y guerreros en la historia y la atención se centra en las costumbres, creencias y relaciones entre las distintas clases sociales y sexos.
El proyecto museológico está basado en recursos tecnológicos, apostando por los nuevos lenguajes expositivos. Se ha recreado la historia mediante breves escenas dramatizadas que reproducen con rigor el contexto, la atmósfera social y personajes del momento representado. Además de las escenografías, de la “Máquina del Tiempo” que nos permite saber cómo se organizaba la ciudad, gracias a una rigurosa recreación urbanística basada en la planimetría histórica, la arqueología, la arquitectura y la informática.
Aquí no se investiga, aquí se difunde y educa. La mitad de los visitantes son escolares y la otra, sobretodo, público familiar, en fines de semana y periodos vacacionales. En la actualidad cuenta con gran afluencia de público turista, pues el visitante cuando llega a una ciudad necesita un centro de interpretación y un marco de explicación y el museo lo brinda, ya que se utiliza tanto los recursos tecnológicos como una variedad de idiomas explicativos.
Para el museo, el eje central es el discurso histórico, no los objetos, tiene una estrecha relación con el museo de etnología.

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